2025, año decisivo entre la fragmentación geoeconómica y el giro monetario

La política arancelaria estadounidense ya está generando efectos tangibles.

En una semana decisiva para la economía global, los mercados internacionales han estado marcados por intensas fluctuaciones derivadas de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, cambios en la política monetaria del Banco Central Europeo, y el aumento de la presión geopolítica en Europa del Este. La confluencia de factores económicos, políticos y corporativos sugiere un entorno de transición donde la incertidumbre coexiste con señales de resiliencia y oportunidades específicas, aunque bajo un telón de volatilidad cada vez más estructural.

En Estados Unidos, el foco continúa centrado en la errática estrategia comercial de la Administración Trump, cuyo impacto ya es visible en la actividad económica nacional e internacional. El presidente Donald Trump anunció que eximirá a los fabricantes de automóviles de algunos de los aranceles recientemente impuestos, mientras su administración estudia posibles excepciones para piezas de autopartes chinas. Esta decisión llega tras informes del Wall Street Journal que apuntan a una posible reducción drástica de aranceles a China, desde el 145% actual a niveles entre el 50% y el 65%, aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva. El secretario del Tesoro, Bessent, se ha mostrado prudente al respecto, destacando que no se ofrecerán reducciones unilaterales y que un acuerdo comercial completo con China podría tardar entre dos y tres años en concretarse. La Casa Blanca mantiene su mensaje de que «América primero» no significa «América sola», subrayando su disposición a dialogar con Beijing.

La política arancelaria estadounidense ya está generando efectos tangibles. Los exportadores chinos han comenzado a detener envíos y a paralizar líneas de montaje, mientras algunos consideran retirarse permanentemente del mercado estadounidense. En paralelo, se observa una caída preocupante en las tenencias extranjeras de valores del Tesoro de EE. UU., que han alcanzado su nivel más bajo desde mediados de la década de 1990, lo que podría tener implicaciones profundas en la financiación del déficit fiscal estadounidense.

El Libro Beige de la Reserva Federal refleja un panorama de estanflación incipiente, con alzas de precios y desaceleración del mercado laboral. El informe menciona en 80 ocasiones la palabra «incertidumbre» y en 107 los «aranceles», revelando la profundidad del impacto de las políticas comerciales de la administración Trump. Jerome Powell, presidente de la Fed, ha destacado que el Libro Beige será clave en la configuración de su visión de la economía. El documento revela además una fuerte reacción anticipada del consumidor, con una avalancha de compras de automóviles ante los temores de nuevos aumentos arancelarios.

En los mercados de capital, JPMorgan ha señalado que los hedge funds, y no los inversores extranjeros, son quienes han estado deshaciéndose de posiciones en acciones, lo que contrasta con el reporte de Goldman Sachs, que revela que 2025 ha visto los segundos mayores flujos hacia acciones globales desde 2001, y los mayores hacia Estados Unidos desde que existen registros, superando incluso los niveles observados en 2021.

En el frente corporativo, los resultados del primer trimestre muestran una mezcla de superación de expectativas y señales de cautela. American Airlines reportó ingresos por pasajeros de $11.390 millones, superando levemente las estimaciones de $11.360 millones, pero con un factor de ocupación de 80,6 %, por debajo del estimado de 81,9 %, y decidió retirar su previsión anual, reflejando incertidumbre operativa. Por su parte, Hasbro sorprendió positivamente con ingresos netos de $887,1 millones frente a los $769,2 millones esperados, y un EBITDA ajustado de $274,3 millones frente a $199,2 millones estimados, afirmando que los aranceles no tuvieron impacto relevante en este periodo. PepsiCo también superó las expectativas en ingresos netos con $17,92 mil millones frente a $17,77 mil millones estimados, aunque el BPA quedó levemente por debajo con $1,48 frente a $1,49 esperados.

A nivel geopolítico, el mayor ataque con misiles y drones a Kyiv en meses, ejecutado por fuerzas rusas, y el incremento de la presión del presidente Trump sobre Volodímir Zelenski para aceptar un acuerdo de paz, marcan una escalada en el conflicto ucraniano que podría afectar tanto a los precios de la energía como al clima de inversión en Europa.

En Europa, los datos macroeconómicos y los comentarios de funcionarios del Banco Central Europeo reflejan una mezcla de prudencia y esperanza. El índice Ifo alemán de clima empresarial subió inesperadamente a 86,9 en abril, por encima del estimado de 85,2, y superando también el dato anterior de 86,7. La evaluación actual y las expectativas también mejoraron respecto a lo previsto, lo que sugiere una confianza emergente en la recuperación económica alemana. A pesar de ello, el miembro del BCE Olli Rehn advirtió que no deben descartarse recortes mayores en los tipos de interés y que los riesgos económicos empiezan a materializarse, por lo que abogó por mantener una postura flexible y ágil en la política monetaria. Phillip Lane, también del BCE, añadió que, aunque existen fuerzas desinflacionarias asociadas al euro y a los precios energéticos, la economía europea mantiene signos de crecimiento y resiliencia, pese a la incertidumbre persistente sobre el comercio internacional.

Desde Asia, las declaraciones del gobierno chino reiteran que no existen negociaciones comerciales en curso con EE. UU. y exigieron el retiro de aranceles “unilaterales”, en un contexto donde la respuesta empresarial ha sido contundente ante los gravámenes de hasta 145 %. La ruptura de canales de comercio y la posibilidad de un desacoplamiento parcial de cadenas de suministro industriales entre China y EE. UU. continúa siendo una amenaza latente para la estabilidad del comercio global.

Finalmente, en Washington, la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional brindó una conferencia de prensa sobre la agenda de política global de abril de 2025, un evento que se espera marque la orientación de los próximos lineamientos del FMI en un contexto dominado por tensiones geoeconómicas y reformas fiscales en economías desarrolladas.

El panorama actual de los mercados se configura como una tormenta de múltiples frentes: políticas arancelarias impredecibles, señales iniciales de estanflación en EE. UU., fragmentación geopolítica en Europa del Este, y una economía china presionada pero resistente. Si bien el flujo de capital hacia acciones globales —particularmente hacia Estados Unidos— es históricamente elevado, esto convive con señales preocupantes como la caída en la tenencia extranjera de bonos del Tesoro y la fragmentación de cadenas productivas. En este contexto, los próximos meses estarán marcados por una elevada sensibilidad a declaraciones políticas, resultados corporativos con fuerte dispersión, y una posible aceleración de decisiones de política monetaria en Europa.

El escenario más probable en el corto plazo es de alta volatilidad, con oportunidades tácticas en sectores defensivos, empresas exportadoras no expuestas a China, y emisores con alto margen operativo. A mediano plazo, el éxito o fracaso de una desescalada comercial entre EE. UU. y China será determinante para los mercados emergentes y para la dirección estructural de las tasas de interés globales. En ausencia de acuerdos comerciales y con la Fed condicionada por la presión inflacionaria, los riesgos de estanflación podrían consolidarse como el principal desafío para 2025.