Aunque todo apunta a que evolucionamos hacia el coche eléctrico, a día de hoy, hay muchos vehículos manuales en circulación. Por esa razón, merece la pena conocer qué cosas destrozan el embrague de un automóvil y que podrías estar cometiendo. Sobre todo, si esta pieza no la cubre tu seguro obligatorio de coche.
Es común no prestar atención suficiente al embrague. Pero, a pesar de ser un elemento bastante resistente, realizar una serie de hábitos acortará su vida útil. Lo que se traduce en dolores de cabeza y de bolsillo.
Pisar el pedal “a medias”
Mientras los pedales del acelerador y del freno deben pisarse de manera progresiva (para evitar una aceleración salvaje o una frenada demasiado drástica), con el pedal del embrague sucede precisamente lo contrario.
¿Cómo hay que pisar esta pieza? Pues con decisión y hasta el fondo. Si esto no fuera así, no se activaría adecuadamente el sistema de embrague. ¿En qué se traduce esto? En fricciones entre los componentes que lo constituyen.
En definitiva, se debe pisar bien el pedal para prolongar la durabilidad del embrague.
Dejar el pedal pisado en retenciones y semáforos
Hablamos de una práctica bastante habitual entre la mayoría de conductores: estar en un atasco o en un semáforo en rojo y aguantar con la primera marcha metida. Pisando el embrague, en vez de dejar el vehículo en punto muerto.
Aunque, dentro del listado que estamos haciendo, no es el peor hábito de todos (no produce daños tan graves como otros), sigue resultando bastante negativo para tu coche. En pocas palabras, con esta acción, el embrague se mantiene funcionando cuando no debería. Esto, al final, provocará que se desgaste antes de tiempo.
Asimismo, en los modelos modernos que incorporan sistema Start & Stop, éste no se activa a no ser que se deje en punto muerto. Por tanto, esta tecnología diseñada para ahorrar combustible se vuelve inútil si se pisa el embrague en los casos que hemos mencionado.
Circular marcha atrás con el pedal del embrague a medio pisar
Es otra práctica más frecuente de lo que puedes creer, pues la mayoría de conductores ni siquiera reparan en ella. Como el recorrido de la marcha atrás suele ser breve, es común que, al circular con ella, se tenga medio pisado el embrague.
Al igual que hemos apuntado antes, esto implica un desgaste prematuro de los mecanismos del sistema de embrague. Es cierto que lo normal no es circular marcha atrás, sin embargo, con el tiempo, este deterioro se acumula y los problemas acaban por aparecer. Es decir, que puede destrozar el embrague a la larga.
Soltar el pedal muy rápido
En realidad, no se trata únicamente de la velocidad a la hora de soltar el pedal, sino también de hacerlo sin sincronía. Ello puede resultar grave para el embrague, porque, al soltar el pedal de forma desacompasada con la marcha que deseas meter, se genera un efecto patinaje.
¿Qué quiere decir esto? Que las piezas rozan entre ellas, lo que también propicia un desgaste inútil.
Llevar el pie apoyado en el pedal
Por último, cabe señalar otra práctica muy frecuente entre los conductores, la cual puede dañar el embrague. Nos referimos a conducir con el pie izquierdo apoyado sobre el pedal del embrague. Este gesto es bastante negativo para la mecánica. Y lo peor de todo es que la mayoría de vehículos poseen un lugar para descansar el pie y no realizar lo que acabamos de decir.
¿Qué es lo que ocurre con este hábito? En resumen, esta práctica causa una leve presión que obliga al embrague a trabajar cuando no tendría que hacerlo. De nuevo, esto supone un ligero, pero constante desgaste de sus componentes.
Conclusión
Éstas son las principales cosas que estropean el embrague de un coche. La mayoría de estas acciones son gestos que realizamos los conductores en nuestro día a día, sin reparar en sus consecuencias a la larga. Como se ha dicho aquí, la mayoría de los daños que producen no son especialmente graves. No obstante, se van acumulando conforme pasa el tiempo. Por esa razón, conviene dejar de cometer estos errores a la hora de conducir.