CEO de Medical Innovation & Technology (MI&T)
En los últimos años, las empresas han tenido un creciente interés y compromiso por promover mejoras en sus zonas de influencia y en la sociedad, bajo una mejor comprensión de la sostenibilidad de sus negocios. Un propósito coherente si consideramos la meta que emprendimos por ser un país OCDE.
Vivir una crisis sanitaria mundial sin precedentes nos lleva a reconocer nuevos y urgentes problemas en nuestra agenda de resposbilidad social: vulnerabilidad de la salud, desnutrición y hambre, desempleo y otros que vienen agudizándose. Muchos, por su naturaleza, ponen en jaque el futuro y todo lo avanzado. La tecnología se ha convertido en un aliado estratégico en la búsqueda de su soluciones.
Antes de la pandemia, un país de OCDE tenía una tasa de 33 médicos por cada 10 mil habitantes. En Perú, solo contábamos con 12,8 médicos; y únicamente el 11% de ellos atendían a poblaciones de extrema pobreza. ¿Qué podría significar tener solo con 1200 médicos radiólogos, en un país donde anualmente mueren 300 mujeres gestantes? Estamos frente a una necesidad y la oportunidad de emplear tecnología para cubrir brechas prioritarias.
Ese camino ya empezó. MINSA reportó en junio, que acumuló más de 20 millones 178 mil atenciones por teleconsulta, telemonitoreo y teleorientación; beneficiando a 2 millones de personas, que solo representan casi el 8% de toda la población nacional. La telemedicina es, sin duda, una respuesta que pasará a ser permanente, por su efectividad y eficacia en la gestión de recursos; y que puede ser un eje en una transformadora RSE.
Tradicionalmente, la salud en zonas de influencia ha necesitado especialistas y buena conectividad. Tecnologías innovadoras pensadas y diseñadas para nuestra realidad rompen esas restricciones En Perú, ya existen proyectos de telecografía asícrona desarrollados por mineras y empresas extractivas que, de la mano de direcciones regionales de salud y telesalud, permiten en centros de atención de Pasco y Ancash que pobladores con daños pulmonares (cuadro común dejado por el COVID-19), daños hepáticos o madres gestantes puedan tener un diagnóstico oportuno dado por un profesional, de forma remota, en zonas de baja conectividad.
Esto es posible, articulando esfuerzos en un Triángulo de la Salud conformado por pacientes y comunidades; sistemas de salud; compañías y proveedores. En el corazón de esa sinergia vive la tecnología. Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades no solo es un ODS, sino una responsabilidad compartida y urgente, al interior y fuera de nuestras empresas.