Magro desempeño del segmento de vehículos de lujo

Aumento del ISC a los vehículos nuevos iría en contra de la promoción dela optimización del aporte del sector automotor al desarrollo del país

Durante los últimos años, el segmento de lujo del mercado automotor peruano ha sido muy golpeado por diversos factores, siendo el más fuerte de ellos el incremento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a la importación de vehículos nuevos realizado el año 2018. Así lo explicó Alberto Morisaki, Gerente de Estudios Económicos de la Asociación Automotriz del Perú (AAP) al tiempo de recordar que esa decisión del Gobierno originó la contracción de este mercado en cerca de 12% y provocó un magro desempeño en el 2019, con un crecimiento de apenas 1.6%, esto último debido a la modificación de las tasas del ISC aplicadas a algunas categorías vehiculares realizada a mediados del 2019.

El año 2020 dicha situación se vio agravada por la crisis sanitaria del COVID-19, ocasionando que las ventas del segmento de vehículos de lujo cayeran de manera importante en más de 40%.  “Recién al cierre de este año, y con las actuales condiciones, se proyecta un rebote respecto al 2020, pero aún 30% por debajo de los niveles observados en el 2019 (pre pandemia)”, apuntó Morisaki.

Para el año 2022, dijo, teniendo en cuenta las perspectivas de las diversas variables económicas que explican la venta de vehículos, además de tomar en consideración factores que se han dado como consecuencia de la pandemia, como es el aumento del costo de fletes y la escasez de semiconductores, estimamos que las ventas de vehículos nuevos del segmento en referencia registre una caída cercana al 10%, situación que podría agravarse y ser nefasta para el sector automotor si además se toma la decisión de incrementar el ISC a los vehículos nuevos.

El gerente de Estudios Económicos de la AAP recordó que los cambios realizados al ISC en el 2018, que implicó la imposición de dicho impuesto para vehículos nuevos (automóviles y motocicletas) tuvieron un efecto inmediato en los precios, lo que impactó negativamente en sus ventas. Una situación, anotó, que no solo significó una pérdida en la recaudación del Estado, sino que también contribuyó a la baja tasa de renovación promedio del parque automotor, de alrededor del 5%, generando que la antigüedad promedio del mismo registré alrededor de 14 años. “Consecuencias negativas considerando que la tasa anual de renovación y de antigüedad óptima de la industria es de 10% y 10 años; respectivamente”, dijo.

“El aumento del ISC a los vehículos nuevos iría en contra de la optimización del aporte del sector automotor al desarrollo del país en base a una serie de políticas de Estado que promuevan la descontaminación y reducción de accidentes de tránsito, con sus efectos inmediatos e importantes en el crecimiento económico sostenible del país, la generación de empleo formal y por ende la mejora de la calidad de vida de millones de peruanos”, indicó el especialista.

Morisaki recordó que, de acuerdo al Banco Mundial, tener un parque automotor moderno y seguro reduce las lesiones y la pérdida de vidas humanas por accidentes de tránsito, los cuales afectan las perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo, al sacar de la fuerza de trabajo a adultos del grupo principal de edad laboral y reducir la productividad debido a la carga de las lesiones.

Finalmente, señaló que es importante que el Estado ponga en marcha medidas que permitan a los ciudadanos hacer frente a esta crisis económica global y nacional, detonada por el COVID-19. Para ello, “en la AAP creemos en la relevancia de seguir fomentando un diálogo abierto y transparente con las autoridades, con el fin de impulsar el desarrollo económico, el empleo, y el bienestar social de las familias peruanas que dependen de manera directa e indirecta del sector automotor para salir adelante de una crisis sin precedentes”. Así, en la actual coyuntura, es necesario el impulso al proceso de reactivación económica, aprovechando la introducción de políticas públicas con una visión más integral alrededor del vehículo automotor, considerando su impacto en salud y medioambiente, siendo fundamental tener una mirada realmente integral sobre la tributación para que ésta vaya más allá del fin recaudatorio.