- “Debido a factores internos y externos Perú es un paciente con pronóstico reservado”, manifestó el presidente del gremio, Erik Fischer Llanos.
Debido a una serie de factores internos y externos, entre ellos la falta de predictibilidad para las inversiones y la situación sanitaria de varios de los principales mercados de la oferta nacional por la aparición de nuevas variantes del Covid-19, el presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), Erik Fischer Llanos, expresó su cautela respecto a lo que podría pasar en el 2022 y en los próximos años.
“Perú es un paciente con pronóstico reservado. No poner en valor las riquezas existentes, no tomar medidas contracíclicas y no promover más sectores que garanticen el crecimiento sostenido de la economía, configuraría una tormenta perfecta que nos podría poner en jaque en el futuro”, opinó.
Manifestó que si bien en este 2021 los despachos peruanos al exterior podrían superar los US$ 54 mil millones, es importante promover las inversiones de mediano y largo plazo a fin de garantizar el desarrollo sostenido del país.
“En ADEX nos mostramos cautos respecto al comportamiento de las exportaciones en los próximos años, pues más allá de intenciones no vemos medidas concretas que apunten a crear un ecosistema que aliente la llegada de capitales”, comentó.
No hay nuevos proyectos de inversión
El líder gremial consideró que hasta el momento no se vislumbran nuevos proyectos mineros y tampoco se anuncian grandes inversiones en las agroexportaciones, dos de los sectores más importantes por su efecto en la generación de empleos formales y descentralizados.
“Nos preguntamos si el boom agroexportador se sostendrá en el tiempo, más aún si se toma en cuenta la existencia de otros competidores en el mundo que se están recuperando de forma más rápida y se encaminan a reducir los sobrecostos de sus empresas. Colombia, por ejemplo, atrajo a cinco empresas peruanas, muy importantes, del sector agro”, puntualizó.
Esta ausencia de nuevos capitales preocupa mucho, en particular las del rubro minero por su gran peso en los despachos totales –continuó–, en el 2020 representaron el 59% del total. Adicionalmente, no se impulsan otros motores de la economía con demostrado potencial.
Añadió que los proyectos mineros necesitan tres o cuatro años en promedio para empezar a producir y que la falta de éstos o un mal manejo de los conflictos sociales harían perder una oportunidad histórica pues la demanda de minerales se mantendrá en el tiempo. “Solo las inversiones incrementarán la capacidad productiva del país”, dijo.
Luego de resaltar la recuperación de los incentivos tributarios para impulsar la acuicultura como nuevo motor de desarrollo, señaló que la agroindustria, industria maderera, farmacéutica, joyería, minería no metálica, y artesanía, siguen esperando no solo un entorno amigable, sino medidas promotoras ad hoc, con lo cual nuestra nación podría enrumbarse hacia un crecimiento promedio anual de 5% o 6%.
Otros problemas que enfrenta el comercio exterior, además del complicado contexto político y los riesgos por la pandemia, son la brecha en la infraestructura, el alza de los fletes de los contenedores que podría extenderse por uno o dos años más y otros sobrecostos.
“Con un trabajo conjunto de los sectores público-privado, y actuando de forma transparente y ética, el 2022 nos brinda una oportunidad de retomar el camino hacia el desarrollo. Recordemos: un país sin justicia es un país sin futuro”, concluyó.