En la última semana, el gobierno peruano tomó la decisión de levantar más las restricciones producto de la pandemia del COVID-19, siendo la más resaltante la referida al aforo. Si bien, no hemos entrado en la etapa endémica, este cambio evidencia la necesidad de poder reactivar más los negocios que han sido golpeados.
Para Edmundo Lizarzaburu, profesor de la carrera de Administración y Finanzas de la Universidad ESAN, el aumento en el aforo debería generar que algunos sectores como el de turismo y restaurantes pueda iniciar un proceso de recuperación significativo, contribuyendo con la cadena de pagos (clientes | empresa | proveedores | consumidores).
“Es importante indicar que esto no tendría en el corto plazo un efecto representativo por el alza de los productos que se ha presentado en los últimos meses, pero hacia el segundo semestre el año podría empezar a mostrarse indicadores positivos”, aseguró.
El especialista, agregó que esta medida permite además dinamizar el regreso a las oficinas, lo que generaría un aumento en la productividad y un dimensionamiento (o redimensionamiento) de las funciones de los colaboradores.
Asimismo, dijo que esta situación debería permitir que la morosidad presentada tanto por empresas como por ciudadanos, pueda ir reduciéndose, logrando así que el flujo de ingresos aumente y el de egresos no se dispare.
Por otro lado, Lizarzaburu manifestó que no podemos olvidar la situación que se vive producto de la crisis entre Rusia y Ucrania, que podría tener efectos significativos en el precio de productos que conforman la canasta básica familiar de manera directa o indirecta (maíz, luz, petróleo, entre otros).
Finalmente, el docente de la Universidad ESAN, afirmó que el aumento de los aforos significa poder tener más clientes dentro del local, lo que debería generar mayores ingresos, siendo vital no olvidar los gastos y costos que podrían aumentar, pero la clave está en mantener el equilibrio.