Por: Luis Ernesto Silva, VP B&T Southern Andeans en Nexans
En los últimos años, la demanda de cobre fino ha crecido exponencialmente con un pronóstico de que hacia el 2030, dicha demanda sea de aproximadamente, 30 millones de toneladas. Asimismo, la Organización de Naciones Unidas estima un incremento de 2.5 billones de personas en los centros urbanos para el 2050, por lo que resulta sencillo pronosticar que la presión recaerá en mayor infraestructura, mayor necesidad de electrificación y, por ende, más cobre.
En ese sentido, si evaluamos esta situación desde el lado de la oferta, vemos que el escenario se agrava aún más considerando que en la actualidad existen proyectos mineros de cobre detenidos y falta de nuevos proyectos de extracción en un corto plazo. Todo ello, motivaría el incremento del precio de esta materia prima, lo que podría afectar directamente a la industria energética mundial.
No obstante, bajo este contexto, Perú tiene grandes oportunidades de desarrollo, siendo el segundo productor de cobre en el mundo después de Chile y siendo poseedor del 11 % de las reservas de este metal a nivel global. Asimismo, el potencial minero es un punto favorable para el país ya que, en las condiciones adecuadas, atrae inversión masiva extranjera que busca aumentar estas reservas.
Desde Nexans nos anticipamos a esta coyuntura impulsando un sistema de recuperación de cobre de las mermas de conductores eléctricos vendidos a nuestros clientes para reinsertarlas en el proceso productivo, y así dar vida a un proceso de economía circular que nos permite reutilizar tan preciado mineral.