Por Marcio Aguiar, Director de NVIDIA Enterprise Latinoamérica.
El reciente entusiamo en torno al Metaverso ha generado expectativas, dudas y esperanzas sobre cómo es y será esta nueva forma increíble de conectarse al mundo virtual. La mayoría de las personas, desde los principiantes hasta los profesionales de tecnología, tienen sus ideas de qué hacer con el Metaverso. Algunas ideas son realistas para la actualidad, otras son sueños futuros, pues todavía es un concepto lleno de posibilidades a ser probadas y desarrolladas en la práctica.
A pesar de las incertidumbres, hay una verdadera carrera para ganar terreno en estos mundos virtuales. Las grandes empresas tratan de encontrar formas innovadoras de crear sobre el concepto, cada cual, atendiendo a su nicho, lo que es un desafío, ya que la herramienta no fue concebida, en principio, como algo real, sino como parte de la ficción. De esta forma, conocer sus límites, sin dejar de expandirlos, es una tarea ardua y de gran demanda de creatividad y desarrollo tecnológico.
La palabra en sí, como idea o concepto, es antigua. El escritor norteamericano Neal Stephenson ha usado esa palabra en su novela de 1992, Snow Crash. En la ficción científica de Stephenson, las personas usan avatares para vivir en un mundo digital online para huir de una realidad distópica. No es inusual ver esta idea dentro del contexto distópico de la ficción, como en los clásicos cyberpunk Neuromancer, de William Gibson, o películas como Matrix, de las hermanas Wachowski. El libro/película Jugador N.° 1, de Ernest Cline/Steven Spielberg, se aproxima a lo que se imagina para el metaverso hoy, pero aun así se construye sobre bases distópicas, al considerar una realidad física pesimista.
A diferencia de la ficción, por más pesimistas que podamos ser, el mundo no es tan oscuro. La actual idea de Metaverso no viene del encuentro del huir de una realidad con baja calidad de vida, donde no hay elección que no sea intentar anestesiar el dolor de lo cotidiano. Surge como una propuesta de solución de diversas cuestiones prácticas e incluso enfocar en las facilidades y mejorías de lo que es real.
El Metaverso ganó notoriedad con promesas futuras, pero ya es una realidad sólida para muchas empresas. BMW, por ejemplo, utilizó la solución Omniverse de NVIDIA, que ya existe en el mercado latinoamericano, para desarrollar una réplica de una de sus fábricas, creando un gemelo digital, de esa estructura real, que cuenta con simulaciones de colaboradores y robots para componer la vida cotidiana y el funcionamiento de la planta. Esta creación de una planta virtual de BMW generó ahorros de millones de dólares y llevó a BMW a realizar una simulación de cómo funcionaría todo antes de colocar todo en la línea de producción.
Para las empresas como BMW y tantas otras industrias que pueden utilizar NVIDIA Omniverse, el Metaverso es muy real, funcional y provee resultados que van a dar seguridad a mejores planificaciones logísticas y de retorno de inversiones. En la simulación se puede estudiar situaciones con consecuencias físicas reales, al tener en cuenta el comportamiento de las personas, comprendiendo puntos de atención en las líneas de producción y muchas funcionalidades extras.
Es como crear un mundo donde se puede probar antes de invertir en el mundo real, conociendo riesgos, beneficios y posibilidades. Además, es posible que equipos globales actúen juntos construyendo y manipulando el digital twin. Los sectores que actualmente se benefician con esta herramienta son: arquitectura, ingeniería, manufactura, medios y entretenimiento, y supercomputación. Se pueden simular ciudades enteras, con el fin de calcular distintas situaciones útiles.
Lejos de ser una «Matrix», el Metaverso es un mundo 3D virtual compartido, que promueve interactividad, inmersión y colaboración y tiene utilidades mucho más grandes que «vivir en una realidad virtual», aunque esto sea posible algún día. A pesar de la diferencia de ficción, lo que llevará a las personas a este mundo virtual no será la falta absoluta de esperanza en el real, sino en las posibilidades de expansión de la realidad.
Observando, desde un punto más criterioso, hoy el Metaverso ya es realidad, pero también es un sueño compartido por usuarios comunes de Internet, que buscan entretenimiento o interacción social. Para llegar a este lugar, existen temas que involucran menores corsos de equipos para que entonces las personas interactúen en el Metaverso, la construcción de conceptos inmundos que tengan importancia para las personas, propósitos comerciales y sociales a ser creados en el Metaverso, etc. No basta que un mundo exista, se necesitan propósitos y maneras de llegar a él.
Sin embargo, la realidad y el sueño tienden a mezclarse cuando hablamos de tecnología y solo así podremos ir más lejos. Solo el futuro sabe de las aplicaciones que lograremos, pero con seguridad este es un camino que vamos a recorrer.