Emisiones de CO2 llegan a 1,6 toneladas per cápita en Perú: ¿Cómo reducimos el impacto?

El calentamiento global es un fenómeno que con los años ha tomado mayor fuerza, por un principal motivo, la actividad del ser humano, ya que contribuye con las emisiones de carbono. La principal fuente de ellas son los combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo) para generar energía, así también, la de otros como la gasolina y diesel con fines de transporte que tienen altos niveles de CO2, y de igual manera los procesos industriales.

En el Perú todavía no se tiene el resultado oficial de la emisión de carbono en 2022, según la plataforma de huella de carbono del Ministerio del Ambiente; sin embargo, Kevin Fernández, ingeniero de proyectos de la suite de soluciones tecnológicas para la sostenibilidad Beeok, comenta que el año 2021 se produjo un total de 1,7 toneladas por habitante. Además, en un comparativo entre el año 2020 y 2021, las emisiones de CO2 en Perú crecieron 8,6 megatoneladas, un 18,4% respecto a 2020.

En la misma línea el profesional señala que “Durante los últimos años observamos que la producción de CO2 desde el 2011 hasta el 2021 ha mantenido un promedio de 53 megatoneladas producidas de CO2 por año, y de 1,7 toneladas por habitante cada año. Siendo el pico más alto en el 2019 con 57,6 megatoneladas producidas, y el más bajo en el 2020 con 46,6 megatoneladas producidas.”

Esta problemática no es sólo a consecuencia de la actividad individual, sino también obra de las grandes empresas, quienes conscientes de lo que sucede, han tomado la iniciativa de incluirla dentro de sus indicadores de trabajo, pero no son la mayoría y aquellas que comienzan con estas iniciativas no saben por dónde empezar. Pues, es importante incorporar la medición de la huella de carbono, herramienta que tiene disponible Beeok, y con ello se podrán obtener lo siguientes resultados:

  • Facilitar la transparencia del impacto medioambiental: posibilita a otras organizaciones que puedan completar su huella de carbono, e incorporar como criterio de selección de proveedores, materiales y diseño sostenible.
  • Ofrecer información fiable a los consumidores.
  • Posicionar a la organización a la cabeza en el cumplimiento de la actual legislación ambiental.
  • Reducir el consumo de materias primas, energía o de productos.
  • Educar al personal sobre qué prácticas evitar para reducir la huella de carbono.

Finalmente, Kevin Fernández aconseja lo siguiente: “Más allá del trabajo corporativo, añadir a la rutina acciones que nos ayuden a reducir las emisiones de carbono es muy sencillo, por ejemplo usar la energía de forma eficiente: conectando y utilizando los dispositivos que necesitemos únicamente, de lo contrario mantenerlos desconectados de los tomacorrientes. Además, utilizar transportes libres de emisiones directas: como las bicicletas, patines o caminar, siempre que sea posible para ayudar a la disminución de los gases y también aprovechar la vida útil de los productos: utilizándolos y reciclando los materiales para evitar que estos sean desechados antes de tiempo.”