Marzo es una período con fechas conmemorativas claves en la lucha contra el cambio climático. En todo el mundo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, el Día de la Tierra y la Hora del Planeta. Eventos que nos invitan a reflexionar sobre nuestras acciones cotidianas y como estas pueden aportar o no a la sostenibilidad del planeta.
Alrededor de estas fechas, se abren debates sobre cómo se puede optimizar la energía a través del uso racional, y el impacto que esto tiene en la reducción de emisiones de CO2 y en el cambio climático.
“Frente a esto, es claro que se deben formular acciones que van mucho más allá de apagar las luces, migrar a equipos de consumo más eficiente o desconectar los mismos si no se están usando. Si bien, estas son las acciones de responsabilidad más básicas que podemos implementar para gestionar la energía que consumimos, es necesario ofrecer soluciones contundentes y de mayor alcance que respondan a las metas que se han propuesto en materia de descarbonización y ahorro energético”, indica Katharina Grosso, jefe de desarrollo de negocios en transición energética y nuevas fuentes de ingresos en Schneider Electric.
El World Economic Forum ha confirmado que la demanda energética igualó durante el 2021 los índices presentados antes de la pandemia, momento en el que se registraron cifras sin precedentes. De acuerdo con la entidad el incremento del consumo de energía tuvo un incremento del 6%, generando con esto una importante alza en las emisiones de CO2 en el mundo.
¿Qué priorizar para incentivar un consumo responsable y el desarrollo de un entorno más sostenible? “En primer lugar, continuar desarrollando de un marco legal que ofrezca garantías de empoderamiento de la demanda para el desarrollo de estos sistemas de control de consumo, desarrollen la eficiencia energética y la respuesta de la demanda. Unas políticas que incentiven el desarrollo de modelos de negocio, la inversión y que permitan materializar las acciones que necesitamos como planeta para descarbonizarnos pensando siempre que cada kilowatio que consumamos sea utilizado de la mejor manera”, comenta la ejecutiva.
En esta misma línea, se debe mencionar la importancia de la transformación digital para la materialización de la gestión eficiente de la energía. Esta ofrece una oportunidad para desarrollar sistemas que además de garantizar una mayor competitividad, ofrezcan herramientas para cuantificar y analizar las formas de consumo, a partir de estas tomar decisiones que optimicen el consumo y a su vez se conviertan en herramientas para establecer procesos sustentables.
En este caso Schneider Electric, quién ha estado rankeada como una de las empresas más sustentables a nivel mundial por Corporate Knights durante varios años consecutivos, se convierte en un aliado estratégico desde la perspectiva de sostenibilidad, servicios y digitalización, con los conocimientos necesarios y la experiencia para configurar arquitecturas que incrementan los índices de eficiencia energética y no solo cuidan el plantea sino generan importantes índices de retorno de la inversión.
Finalmente, un punto sobre el cual se está haciendo un gran esfuerzo en la región, es el desarrollo de sistemas de generación con fuentes no convencionales de energía, consolidando la oferta de energía en varios países. Sin embargo, además de consolidar y afianzar la oferta, se deben optimizar la demanda y la eficiencia energética, donde juega el papel más importante de todos, y surge la figura del prosumidor, un consumidor activo en sus decisiones de consumo que puede producir su propia energía o tomarla de la red, y que decide mediante la información disponible en términos de consumo y tarifa para ver cómo y cuándo consumir o generar su propia energía.
Esta forma de materializar la eficiencia energética mediante la figura del prosumidor la habilita y facilita la digitalización, que ha llegado para quedarse como uno de los ejes principales para cuidar el planeta.