Por César Adán Pedroso, Head de Digital Experience Americas en NTT DATA
Todos hablan del Metaverso. Se trata del siguiente nivel de interacción entre los universos virtual y físico que permite a las personas, a través de experiencias inmersivas, eliminar las fronteras entre estos dos universos y, o bien enriquecer las experiencias en el mundo físico con elementos digitales (realidad mixta), o crear experiencias completamente inmersivas que permitan simular el mundo físico y crear mundos completamente nuevos (realidad virtual).
En términos de futuro, éste se escribe cada día. Si nos remitimos a todas las expectativas de analistas, éste futuro irá acercando el metaverso a nuestro día a día. El reporte Building a Digital Future: The Metaverse, de la consultora Gartner detectó que el mercado de gaming crecerá 25% en 2025 por las tecnologías vinculadas al Metaverso, que la mayoría de los CMO de empresas B2C tendrá un presupuesto dedicado a humanos digitales para 2027 y que también para 2025 el 10% de los trabajadores utilizará regularmente espacios virtuales (esa cifra apenas llegó al 1% en 2022). Además, el 25 % de los minoristas de e-commerce habrá completado al menos una prueba de concepto para los activos tokenizados que utilizan tecnologías de Metaverso.
El gran reto, en este contexto, es entender el camino para que las inversiones que realicen las empresas en el Metaverso tengan un sentido para el negocio en lo inmediato. La realidad es que las oportunidades que se presentan son numerosas. En lo inmediato, estos universos virtuales tienen el poder de dar fuerza y notoriedad a una marca para posicionarla como innovadora. Lo que se haga allí en estos momentos será trending topic, tanto para clientes como para los colaboradores. En NTT DATA, por ejemplo, llevamos el onboarding de empleados al Metaverso. Los beneficios se dieron por partida triple: mejoramos los resultados del onboarding al reforzar la adquisición de los contenidos con las capacidades visuales de la realidad virtual, generamos un mayor orgullo de pertenencia; y nos volvimos más atractivos como marca empleadora.
Haciendo posible lo imposible
Un segundo eje en el que ya es posible extraer valor del Metaverso es el de las experiencias inmersivas, tanto en actividades corporativas como, fundamentalmente, en actividades de capacitación, gracias al poder de las realidades virtual y aumentada. Esto agrega un enriquecimiento visual a las propuestas educativas y permite efectuar entrenamientos que no podrían completarse de otra manera. Por ejemplo, una aerolínea que necesita entrenar operadores en tierra no puede asumir el costo de parar un avión para completar la formación. También resulta clave para disminuir riesgos -y costos asociados con traslados o pagos de seguros- en mineras, petroleras o cualquier otra industria con instalaciones o maquinarias potencialmente peligrosas.
Pensando en un plazo apenas más largo, el Metaverso lleva las reuniones a distancia a un nuevo nivel. Ya no se trata de una videollamada en 2D, sino de tener la sensación de que todo el equipo está sentado en una misma mesa, aunque cada integrante esté en otro rincón del planeta. El Metaverso también está comenzando a imponer nuevos modelos de negocios y nuevas economías digitales apoyadas en blockchain y criptofinanzas. En este escenario, las entidades financieras que quieran participar deberán tener presencia en estos universos alternativos.
Todas estas oportunidades representan apenas la punta de un iceberg que recién comienza a asomar. El Metaverso es también el camino para que las empresas puedan repensar y transformar sus procesos, puedan generar modelos digitales de sus instalaciones físicas para realizar simulaciones o trabajar con ellas en remoto, lanzar nuevos modelos de negocios o generar nuevos journeys y experiencias únicas para sus colaboradores y clientes. Un ejemplo muy sencillo: en algunos países no están permitidos los anuncios físicos para la venta de propiedades. Por lo tanto, hoy no existe forma de localizar los inmuebles que están disponibles que no sea ir en persona hasta el lugar. Con realidad aumentada, es posible habilitar la localización y hasta hacer una visita inmersiva, lo que permite al usuario “visitar” numerosas opciones en una sola tarde.
Entre barreras y desafíos
El Metaverso es un viaje que apenas inicia. Aparecen, por lo tanto, algunas barreras. Los dispositivos asociados, no son aún tan cómodos y usables como los móviles. No se trata de un obstáculo que vaya a subsistir mucho tiempo: grandes empresas están haciendo grandes inversiones para subsanarlo y el citado reporte de Gartner asegura que en 2026 ya estarán disponibles la segunda y la tercera iteración de las gafas de computación espacial. Del mismo modo tienden a resolverse las limitaciones en velocidad y capacidad, en especial porque se trata de un sistema que consume un enorme volumen de datos.
Otro punto a debatir son las cuestiones de gobierno y ética. ¿Cómo se resolverán, por ejemplo, los delitos que tengan lugar en el Metaverso? ¿Qué leyes aplicarán? ¿las de la ubicación del individuo involucrado, de los servidores o de la empresa proveedora del servicio? La gran limitación, no obstante, es que de momento no hay un Metaverso sino muchos que no interoperan entre sí. A diferencia de lo que ocurre con internet, estandarizada y con protocolos aceptados de manera extendida. En el Metaverso, en cambio, un usuario puede tener un avatar con determinadas características o ser dueño de un activo en un espacio y que eso no sea trasladable a otro.
Todos hablan de Metaverso y lo que está claro es que los ganadores en este terreno serán aquellas organizaciones que logren pasar cuanto antes de las palabras a la acción.