Hace más de 30 años, Internet llegó a nuestras vidas para cambiarlas definitivamente y, casi a la par, el satélite ha acompañado este proceso. El desarrollo del Internet satelital ha sido tal que, tras años de innovación, no solo se ha convertido en un complemento para las redes terrestres fijas y móviles, sino en pieza clave para contribuir al ansiado cierre de la brecha digital rural y para brindar conectividad segura, confiable y automatizada a empresas, entidades públicas y comunidades enteras, sin importar donde se encuentren.
Considerando la evolución alcanzada por el Internet satelital, cabe preguntarse qué promesas plantea esta tecnología de cara al futuro de las telecomunicaciones en el mundo y en nuestra región. Esta pregunta es esencial si tenemos presente que hoy, a pesar de que el 95% de la población mundial se encuentra en una zona de cobertura de banda ancha móvil, por lo menos 390 millones de personas no tienen acceso a Internet, según un reporte de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UTI) del 2022.
En primer lugar, hablamos de un futuro en el que más comunidades remotas estarán conectadas. Alternativas como el Wi-Fi Comunitario de Hughes, permiten hoy brindar conectividad a más de 25 millones de personas en el mundo, a través de puntos HughesXpress Wi-Fi, 2,500 de los cuales están en Latinoamérica. Se trata una región en la que menos del 45% de la población rural cuenta con servicios de conectividad, lo cual representa una brecha de 36 puntos frente a la población urbana, según cifras del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Además de las comunidades y hogares, cada vez más será posible ofrecer conectividad en todas partes y respaldo adicional a una gran diversidad de negocios, gracias al trabajo conjunto entre los satélites LEO (Low Earth Orbit) o de órbita baja, que están más cerca de la Tierra y que pueden orbitar varias veces al día, y GEO (Geostationary Earth Orbit) o geoestacionarios, que ofrecen densidad de alta capacidad a un costo por bit muy bajo, como la flota Hughes JUPITER™. Por ende, será más común ver a una empresa usando GEO para administrar su nómina y LEO para transacciones financieras en línea, por ejemplo.
Pero el futuro de la conectividad depende además de la existencia de una red mundial de múltiples transportes, que incluya tanto los servicios satelitales de fibra y cable terrestre, como los satélites geoestacionarios y de órbita terrestre baja. Además, será de vital importancia contar con tecnologías que permitan administrar integralmente el flujo de datos de distintas ubicaciones y tipos de red para entregar soluciones que permitan enrutar la información a su destino eficientemente, basándose en lecturas de velocidad, latencia y factores propios de cada negocio.
El ancho de banda ya no será suficiente: los clientes necesitan servicios integrados y gestionados, además de automatización para potenciar y optimizar sus redes con
seguridad, confiabilidad y accesibilidad a la nube. En Hughes, compartimos esta visión multi-transporte, pues estamos convencidos de que tener solo los transportes, solo las tecnologías habilitadoras o solo la capacidad de brindar un servicio integrado, no es suficiente. Necesitamos los tres.
En poco tiempo, veremos también más negocios en capacidad de monitorear remotamente sus operaciones agrícolas, ganaderas, mineras, energéticas u otras cuya conectividad es crítica para expandir sus operaciones a zonas remotas. Tales ventajas serán posibles gracias a servicios como el LEO gestionado de Hughes, el cual proveerá gestión y soporte de extremo a extremo, junto con la capacidad de integrar sin problemas soluciones complementarias a la medida de las necesidades de cada negocio.
En el marco del Día Internacional del Internet, tal es la promesa del Internet satelital de cara al futuro, en un mundo en el que la gente quiere estar conectada todo el tiempo y en todas partes, y en el que es indispensable contar con este tipo de tecnologías para contribuir a cerrar la brecha digital, especialmente en zonas rurales o de difícil acceso, donde el cable o la fibra no llegan, o llegan con dificultad.