Entrevistado por: Rolando Calderón Lizárraga Abogado.
Siempre hemos tenido, desde la infausta guerra del pacifico en el último tercio del siglo xix, una rivalidad con nuestro vecino del sur, chile.
Lo que no podemos dejar de soslayar es que; la historia de ambos países pese a su vecindad, es completamente diferente, pero también tiene lazos que la unen indisolublemente, sin lugar a duda.
Chile, en épocas del virreynato, chile fue una pequeña capitania al sur del continente, en la cual su fundador Pedro de Valdivia, nunca pudo someter a los recios pobladores araucanos y habitantes primigenios, en tanto que; en nuestro país (cuna del imperio incaico), sabemos de suyo el desenlace terrible luego del encuentro de Cajamarca entre los conquistadores españoles y de la captura del inca Atahualpa.
Siglos posteriores, la expedición libertadora que vino al Perú, estaba integrada por soldados y oficiales, quienes no solo eran argentinos y gran colombinos, sino también, chilenos.
Estos venían luego de haber derrotado al ejército realista en las batallas de Chacabuco y Maipú, en suelo chileno.
En el combate naval del dos de mayo del año 1866, con el cual se logra la salida del reino de España de tierras peruanas, pelean hombro a hombro, embarcaciones peruanas y chilenas.
A fines de ese mismo siglo, se inicia la llamada “guerra del pacífico”, sin aclararse nunca realmente el papel que jugo Inglaterra en la misma y su codicia por los ricos yacimientos salitreros en los territorios de Tarapacá y Arica, en ese entonces en suelo patrio.
Es en el gobierno del primer presidente marxista en Sudamérica, Salvador Allende Gossens (1970-1973) nuestro vecino chile experimento un deterioro terrible de su economía y al haber tomado un modelo económico populista e ineficiente, conduce a un golpe de estado, que es personificado en el general Augusto Pinochet y apoyado por la junta de gobierno que enderezo este sistema y relanzo la economía del país sureño, pero con graves acusaciones de violaciones a los derechos humanos.
En este acapite podemos referirnos, en paralelo a la fallida “reforma agraria” de nuestro país así como a la que se experimentó en el vecino del sur.
En nuestro país la formula el general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), mediante el decreto ley 17716 del año 1969, y lo sucedido en chile, de cuya reforma agraria “extendió la reforma agraria del presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970) expropiando grandes haciendas y entregándolas a cooperativas campesinas. Si bien la reforma agraria de allende tenían buena intención se llevaron a cabo de forma incompetente.”, evidentemente con el sesgo populista que aquí se imprimió con la perversa frase “campesino, el patrón no comerá mas de tu pobreza” y se implantaron las llamadas “sociedades agrarias de interés social” (SAIS) y las “cooperativas agrarias de producción” (CAPS), que terminaron en la ruina.
Luego de este trance, la economía chilena, comienza a ser enrumbada por la denominada “junta de gobierno” (que sustentaba al general Augusto Pinochet en el gobierno) y apoyada y supervisada directamente por los EE. UU., como lo ha declarado recientemente el ex secretario de estado norteamericano Henry Kissinger en sus memorias y otro autor de la misma nacionalidad (el premio Pulitzer Jared Diamond, en su obra “crisis” (pág. 170): “Pinochet puso la gestión económica en manos de un grupo de asesores neoliberales conocidos como los Chicago Boys (al haberse formado en la universidad de chicago bajo la tutela de Milton Friedman), los cuales trabajaron el denominado “ladrillo” (planes detallados y elaborados por economistas chilenos).
Este grupo “relanzo” la economía chilena, que había quedado completamente estancada bajo el gobierno de allende y la abrió a los mercados internacionales no solamente con la principal exportación (cobre), sino, con los productos del sector horticultura, fruticultura, maderables, silvestres, etcétera.
Pese a lo dicho, durante el año 1978, los números como países, nos unían; según el economista chile Juan Guillermo Espinosa (en “Chile: liberalismo económico y dictadura política” págs. 86-87, compilador Sergio Bitar:
Entre los países con mayor deuda externa del mundo en valor absoluto, Chile se encontraba en la octava posición con US $ 6,911 millones, en tanto que nuestro país, en la décima con $ 6,710 millones.
Así también, en cuanto a la denominada relación deuda externa/producto bruto interno, en el mismo año nuestro país ocupaba la segunda posición, con un ratio de 53,9%, en tanto que nuestro vecino, chile, la tercera con 45,5%.
A partir del año 1,985, con el advenimiento del gobierno del presidente Garcia (1985-1990) igual, nuestra economía con una hiperinflación que llego a niveles astronómicos, luego de la desastrosa gestión económica del presidente Alan Garcia (1985-1990), que fue llevada con un cariz populista al extremo; esta fue tomada por el siguiente presidente (Alberto Fujimori), el cual por igual, luego de que el gobierno anterior “había limitado el pago de deuda externa hasta el 10% del valor de nuestras exportaciones” y nos había convertido en parias financieros (durante el gobierno del presidente Garcia) , se insertó, nuevamente al mundo financiero, bajo la tutela del fondo monetario internacional (FMI), bajo el mando de Michel Camdessous, en ese entonces.
Luego de la incorporación del programa económico del FMI, nuestro país abrió su mercado a las empresas extranjeras con grandes beneficios para la inversión, lo cual hizo figurar como primer inversionista al reino de España y como segundo evidentemente a nuestro vecino Chile el cual había invertido en minería, aviación civil, comercio Retail y otros rubros.
Como señala el autor Roberto Ampuero en el libro “el estallido del populismo” (pág. 276) “Chile logra entre 1990 y 2010, bajo los gobiernos de la extinta concertación, resultados políticos, económicos, comerciales y sociales que le cambiaron el rostro al país y lo convirtieron en modelo para algunos vecinos y países de Europa oriental”.
En este caso, al igual que en nuestro país, el tomar medidas económicas estrictas “enderezo” la economía y logro que se enrumbase, bajo la tutela del FMI, son los años de un crecimiento intenso, tanto de la economía chilena, como de la economía peruana.
Unos años después, luego de la caída del régimen del presidente Alberto Fujimori (2000), los subsiguientes presidentes del Perú, continuaron con el modelo económico hasta la fecha, pero en Chile, durante el año 2,010 se hacía mención que, la presidenta Michelle Bachelet, quería, haciendo cumplir la promesa de gobernar desde la centro izquierda, tuvo una caída en las expectativas económicas, a decir del autor Alex Kaiser en su libro “el engaño populista”, señala:
Hoy en día ambos países compartimos como ya hemos visto; una historia común, sino gobiernos de tendencia de izquierda en la actualidad (el de Gabriel Boric en Chile y el iniciado por el autovacado pedro castillo en el Perú, con gravísimas sospechas de corrupción), dejando en su reemplazo a la actual vicepresidenta Boluarte.
Esta clase de gobiernos, en cuanto al manejo económico, suelen ser proveedores de servicios sociales, rayando en el populismo muchas veces, pero luego de amargas experiencias vividas en el pasado; han considerado al parecer, para beneficio de sus pueblos, que el manejo de la economía vaya por cuerdas separadas.
Como hemos visto, el dia de hoy, más elementos nos unen que nos separan y en tal virtud debemos de seguir trabajando juntos para el progreso de ambas naciones, que se basa, como hemos expresado, más que, en la política, en la economía y su buen manejo, la cual permite el desarrollo y progreso de los países.
Si bien es cierto, en el pasado hemos tenido enfrentamientos, ahora es el momento de mirar al futuro en conjunto.