Por Diego Toro, Ingeniero de ITQ Latam
Las ciudades inteligentes, también conocidas como smart cities, utilizan la tecnologías e ideas innovadoras para promover un futuro equitativo, seguro, eficiente y sostenible. Estas ciudades ofrecen soluciones efectivas para los desafíos que enfrentan las áreas urbanas, como la movilidad, la polución, la economía, los servicios públicos, el empleo y la participación ciudadana, entre otros.
En la actualidad, existen más de 100 ciudades alrededor del mundo que se consideran smart cities, entre las que se encuentran Singapur, Londres, Nueva York, París y Tokyo. Estas son algunas de las metrópolis que están a la vanguardia en aspectos de ciudades inteligentes y cuentan con proyectos de gran envergadura para promover un mejor futuro para sus ciudadanos.
¿Estamos preparados en Chile y Latinoamérica para tener ciudades inteligentes?
Chile, así como los demás países de la región, en la actualidad, aún se encuentra en una etapa prematura en el desarrollo de ciudades inteligentes. Sin embargo, existen algunos aspectos por destacar: Chile alcanza una penetración de 135,1 accesos de internet (fijo y móvil) por cada 100 habitantes con 27 millones de accesos, según datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones 2023. Además, en ámbitos de investigación y desarrollo (I+D) Chile se encuentra liderando a nivel de Latinoamérica, según el Índice Global de Innovación 2022, quedando en la posición 50 de 132.
Sin duda, aún queda mucho por hacer. Se necesitan esfuerzos en la mejora de la infraestructura tecnológica, la ciberseguridad, la inversión en I+D y la promoción de la participación ciudadana para impulsar la transformación hacia ciudades inteligentes en el país.
En ese sentido, tenemos importantes desafíos que abordar. El principal reto es invertir recursos significativos en tecnología, infraestructura y servicios inteligentes para hacer realidad una ciudad inteligente.
En efecto, un aspecto importante es el manejo de grandes cantidades de datos, ya que plantea desafíos en materia de ciberseguridad y privacidad, por lo que se necesita establecer políticas y regulaciones sólidas para proteger la información de los ciudadanos y garantizar la confianza en el uso de tecnologías.
Con todo, lo cierto es que superar estos desafíos nos acercarán hacia la eficiencia, la sostenibilidad y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.