Después del período más duro de la pandemia, todos los actores de la industria logística debimos buscar nuevas formas de llevar a cabo nuestra labor. El seguimiento y control de las cargas por los métodos existentes en su minuto ya no eran suficientes; los tiempos de espera en toda la cadena se extendieron y complejizaron, sumando nuevos y desafiantes problemas a diario.
Esto puso a la tecnología en un lugar aún más preponderante. Hoy, no nos podemos imaginar un punto en donde la tecnología no esté presente dentro de los procesos de transporte de carga: desde el embarque en el puerto de origen, el estado de la carga durante el trayecto o los días libres en el puerto de destino. La tecnología nos ha permitido contar con información más certera y a nuestros clientes disminuir sus riesgos y aumentar las ventas.
Pero conforme los avances tecnológicos en logística internacional se asientan, van surgiendo nuevos desafíos. La caída en las compras de fletes, luego de la pandemia, está generando incertidumbre respecto a las tarifas spot a largo plazo. Esto se está convirtiendo en la nueva normalidad, obligando a cada ente partícipe en el proceso a adecuarse a las nuevas exigencias. Además, la reducción a nivel mundial del consumo seguirá repercutiendo de forma negativa en el movimiento de carga.
En todos estos temas están, precisamente, los desafíos que debemos comenzar a afrontar como industria. Buscar nuevos aliados en la cadena y seguir potenciando las herramientas tecnológicas que agilicen nuestro trabajo y den tranquilidad a los clientes, son solo algunas de las acciones que debemos tomar las empresas de logística para seguir ayudando a mover la economía en el mundo.