El gas natural ha desempeñado un papel esencial como fuente de energía limpia y versátil en el escenario energético de América Latina. A medida que la región busca asegurar un suministro energético sostenible, es fundamental comprender la situación actual de la producción, consumo y los desafíos que enfrenta esta industria a nivel Latinoamérica.
Nuestra región cuenta con aproximadamente el 5% de las reservas mundiales de gas natural y su aporte en las necesidades energéticas del continente es del 26%, superior a la media mundial que es del 24%. No obstante, se ha registrado una caída general de la producción en diversos países de la zona, con la excepción de Argentina, Brasil y Colombia, que han mostrado iniciativas significativas –con distintos grados de avance– en la explotación de sus recursos no convencionales de petróleo y gas.
Países como México, Argentina y Brasil lideran el consumo de gas natural, abarcando cerca de dos tercios del uso total en América Latina y el Caribe “Estos países se han consolidado prominentes en la producción y utilización de este recurso. Sin embargo, es importante subrayar que la dinámica en este campo puede variar por múltiples factores”, sostiene Carlos Cortés Simon, presidente ejecutivo de la Asociación de Empresas de Gas Natural de Chile (AGN) .
Como bien señala Cortés, “las causas principales son las decisiones político-gubernamentales, las oscilaciones en los precios internacionales del gas y el incremento en la adopción de tecnologías vinculadas a las energías renovables”. Por otro lado, está Chile y Panamá, que no cuentan con reservas y dependen en gran medida de las importaciones de gas para satisfacer sus necesidades energéticas.
Impacto económico regional del sector
En Latinoamérica el gas natural se usa principalmente para la generación eléctrica. Aproximadamente el 40% del gas en los países de la región se destina a este fin. Es decir, el uso del gas en la región puede considerarse menos contaminante en comparación con otros energéticos, destacando su posición como una opción energética más sostenible en latinoamericana.
Algunos países han logrado desarrollar una producción local, otros dependen en gran medida de las importaciones, lo que da lugar a una amplia variabilidad en términos de cobertura y, especialmente en los precios. Sin duda, Perú tiene una ventaja notable, posee importantes reservas de gas, muchas de las cuales aún están por desarrollar. Por ende, su economía y sector productivo pueden acceder a una alternativa energética que es no solo limpia, sino también altamente competitiva y favorece a los exportadores peruanos.
Mientras que, Argentina, Colombia, y Bolivia, tienen la oportunidad de implementar políticas sociales relacionadas con este recurso a costos muy favorables. Sin embargo, Chile y Brasil, aún necesitan importar gas y están sujetos a precios internacionales.
Desafíos y oportunidades
En cuanto a los desafíos que enfrenta la industria del gas natural en Latinoamérica son diversos y requieren de una respuesta cuidadosamente planificada.
América Latina debe emprender avances en el campo de la energía limpia. De esta manera, el gas natural será un gran aliado en esta tarea. Además, es más eficiente en términos de generación de energía, lo que puede contribuir a una mayor sostenibilidad en la región.
“Perú, que cuenta con abundantes recursos naturales, tiene la posibilidad de que el estado genere políticas más activas para promover el uso de gas natural en sectores de la población que hoy utilizan alternativas altamente contaminantes, especialmente para cocinar y evitar el frío. Esto permitiría a miles de hogares transicionar de fuentes de energía que generan contaminación y polución medioambiental hacia un escenario más limpio y sostenible”, finalizó Cortés.
Sobre este panorama y más de la industria, se abordará en “Gas Natutal Perú 2023”, evento que permitirá encontrar espacios de diálogos y exposición de ideas, sobre la masificación del gas natural.