Por Luciano Quintanilla, gerente comercial de Transportes Artisa
En Chile, y en toda América Latina, existe la urgente necesidad de contar con espacios y lugares pensados exclusivamente para optimizar tiempo y mejorar las actuales condiciones de trabajo de los transportistas terrestres. Porque son ellos quienes recorren millones de kilómetros uniendo el mundo para que los productos lleguen a destino.
Ya existe pleno acuerdo que el tiempo, en cualquier profesión y oficio, es el activo más importante y representa el eje más significativo en un número no menor de actividades comerciales. Según cifras oficiales, un conductor profesional de camión registra mensualmente 135.2 horas de conducción, lo que equivale a casi 7000 kilómetros si la velocidad promedio fuera de 50 km por hora. Eso en un año representa 81.000 kilómetros recorridos.
Entonces, urge la necesidad de crear un espacio de atención y servicio creado para el sector. Un lugar innovador con tecnología de punta, donde cada transportista pueda encontrar unificación de servicios de forma rápida, viviendo una experiencia de atención única. Una instancia que, además, ayude a generar una comunidad para intercambiar experiencias y conocimiento, promoviendo la profesionalización del sector. Todo, con un equipo humano capacitado para resolver requerimientos propios de un sector clave que no puede dejar de rodar.
Hoy, unificar servicio, por ejemplo, de lavado de neumáticos, alineación, balanceo y en especial lubricación es lento y poco seguro. Es clave, por ello, poner en funcionamiento aplicaciones tecnológicas capaces de entregar información precisa con el objetivo que cada transportista administre mejor su negocio y con eso volverlo más rentable, sin importar el tamaño de su flota. Si se mejora el costo de gestión por kilómetro recorrido, se dispone de atención e información precisa que aumentará la rentabilidad de cada vehículo en ruta.
Seguridad
Otro factor que pasó a ser crítico y prioritario es la seguridad. No basta con asegurar una entrega oportuna de la carga, pues los servicios de transporte exigen estándares de cero accidentes, con flotas de camiones permanentemente renovadas y sometidas a rigurosos planes de mantenimiento, apuntando tanto a una alta disponibilidad y confianza, como también a una mayor protección del medio ambiente, asegurando la sustentabilidad del negocio.
En el proceso, el factor humano es literalmente clave, porque los conductores deben ser experimentados y constantemente capacitados, con condiciones de trabajo que aseguren su comodidad y un descanso adecuado. Deben, todos, participar de programas que incentiven su buen estado de salud, por la gran responsabilidad que implica conducir vehículos de alto tonelaje en rutas públicas.
Con todo, la tendencia es pensar, diseñar y administrar el transporte terrestre en una economía circular, disminuir los residuos y bajar drásticamente los indicadores de contaminación ambiental. Hay que implementar servicios que disminuyan la huella de carbono, mostrando mejores indicadores de competitividad, técnicos y humanos. El mensaje es claro y preciso: es imperativo mejorar las competencias de un sector fundamental para el desarrollo del país, en apego estricto a la normativa vigente y con un destacado compromiso por la comunidad, su gente y necesidades.