Por: Nelly Barturén Alvarez (*)
La pandemia de la COVID-19, indudablemente ha modificado nuestra vida de forma rotunda dado que, acarreado incertidumbre, aislamiento social y presiones económicas. Probablemente nos preocupamos de manera exorbitante cavilando contraer el virus, cuanto tiempo durara la pandemia, y que nos acercará el futuro. La prodigalidad de información desacertados trae consigo el confusionismo de no saber qué hacer y perdamos el control.
Ante esta coyuntura, el estrés, la ansiedad, el miedo, tristeza y soledad estará presente en nuestro diario vivir, por consiguiente, puede agravar nuestras alteraciones de nuestra salud, provocando la ansiedad y la depresión.
Por lo tanto, para rehuir este mal silencioso denominado depresión, es necesario mantenernos activos, debemos de tener una mente activa, evadir la procrastinarían el cual es adversario de nuestra productividad, lo cual significa que tenemos que trazarnos metas, ordenar horarios, y no dilatar nuestras responsabilidades.
