Por: Juan Eduardo Toro Goin
Históricamente en las dos ultimas décadas con tanta transformación digital y tecnológico, la mayoría de las personas han apalancando su confianza en la tecnología y en la digitalización. Pero lo hoy por hoy lo que el mundo nos pide en voz alta en esta conexión hiperglobal es: planes de acción, proyectos realizados o realizables y confianza para poder abrazar la incertidumbre y la volatilidad sin temor, sin miedo y sin ansiedad.
Sabemos que este año 2020 es muy raro muy extraño y se está siendo más difícil de decodificar, pero nadie dice que no. Es más, nadie nos dijo tampoco cuando nacimos que la vida era de color de rosa y que todos los años iban hacer maravillosos. Tenemos que recordar que hemos salidos de ciertas crisis y también de una hiperinflación.
Por ello lo importante no es como empieza el año, ni siquiera como se está transitándose el año, sino como acaba. Lo importante es cuando hacemos el balance de que fue lo que aprendimos, de que perdimos, de que transformamos y sobre todo de que fuimos capaces de hacer.
En este contexto de la acción nacerá toda una nueva generación de empresas poderosas, admiradas, respetadas, con una reputación extraordinaria, que, por su capacidad de influencia, su impacto social, medio ambiental, pero por sobre todo su impacto humano. Contando en ello su creencia en ellas para poder compartir algo mucho más importante que la individualidad y la singularidad.
Es ahí donde nace los cimientos para la creación de valor, desde el liderazgo y desde el convencimiento de la cultura, en el rol estratégico y transcendental que cumplirán en nuestra sociedad moderna. Ahora si se piensa que: “mejor hay que esperar que todo pase hasta que haiga las condiciones ideales…”
Lo cierto es, que las condiciones ideales para emprender cualquier iniciativa, cualquier acción no existieron, no existen y no van a existir. Por lo tanto, las condiciones ideales son hoy, son aquí, son ahora, abrazando y construyendo. Invitando al no adaptarse al cambio, sino en generar y crear fuertemente el cambio.
Para ponerlo en contexto con la realidad que estamos viviendo, si pensamos ¿El teletrabajo es algo nuevo generado por el Covid-19?, la respuesta es no, porque ya existían espacios de teletrabajo hace más de una década generando ahora la aceleración de los procesos y las estrategias. Si hablamos que el Covid-19 generó el distanciamiento social es un craso error de creerlo porque el distanciamiento social empezó en el 2007 con el primer lanzamiento del smartphone y se fue profundizando.
Otra de las aceleraciones de este turbo generado por el coronavirus, es que están exigiendo y demandando a las empresas que tomen partido, que se mojen, que se jueguen para construir un país y una sociedad mejor, empezando a vislumbrase cada vez más una nueva relación entre las empresas y sus creyentes que creen en su propósito, con valores basados al compromiso, la honestidad y en la confianza para hacer la cosas.
En definitiva, lo que hoy está entre dicho, no es la sanidad, no es la higiene, no es el trabajo ni el empleo. Hoy lo que está entre dicho es el sistema que vamos creando y construyendo con nuestro compromiso.
Evidentemente hay personas que prefieren saltarse las coyunturas y están enfocados siempre en las oportunidades. Por ejemplo, Elon Musk con su SpaceX y su capsula dragón, mientras todo el mundo está en cuarentena y nadie podía salir de su casa, dragón se fue directamente de la tierra rompiendo una forma muy poética y metafórica desastillando el statu quo, abrazando la innovación y la creatividad y ensamblando la nave con la estación espacial en el espacio.
Cuantas cosas perdemos por miedo a perder, en ves de pensar en lo que vamos a perder, pensemos mejor en lo que podemos llegar a ganar. En vez de pensar en los costos que pudiera costar algo, pensemos cuáles serán los costos de no hacerlo. Siempre estamos excelizando las decisiones y todo no se puede excelizarse, en la mayoría de los ámbitos por la cuarentena se está dando más valor los ámbitos sociales, antropológicos y psicológicos, y que son muy pocos excelizables.
Estamos en una época absolutamente estrambótica porque hay algo nuevo que empieza a suceder, que es despertarnos la consciencia, de que todo lo que dábamos por sentado, no hay que seguir dándolo por sentado. Por ello tenemos que seguir o empezar a crear valor a partir de todas las cosas que le hemos aprendido porque nos dieron un gran golpe en la cara muy pero muy potente. Teniendo que ver no solamente con no ignorar lo malo, pero sí con empezar a abrazar lo bueno. Hay muchas cosas infecciosas, por ejemplo: la bondad la generosidad, la confraternidad, etc.
A modo personal las cuatro palabras más importantes no son cuarentena, coronavirus, pandemia o Covid-19. Para mis las cuatro palabras más importantes de esta época son: ¿Cómo te puedo ayudar? Entonces tiene que haber una ola de solidaridad y de generosidad para que entre todos podamos impactar de otra manera en esta construcción y en este hacer.
Ahora quiero demostrarles con un dato y no solo una opinión, todas estas empresas que ven en la imagen, son empresas nacida durante recesiones y no estamos hablando de cualquiera sino estamos hablando de Disney, de un Uber, de un Airbnb. Las cuales han absolutamente revolucionado o disrupcionando no solamente su sector o industria, sino toda una sociedad.
Con lo cual tenemos que tener esa mirada cambiada tratando de encontrar esta oportunidad en cada problema en vez de seguir encontrado situaciones o problemas en cada oportunidad son esenciales. Entendiendo que no hay más y no existe este concepto arcaico de empresas grande y empresas pequeñas, solo hay empresas relevantes y empresas irrelevantes, empresas con propósito y empresas sin propósito. Tenemos que empezar a entender la dimensión del cambio y la profundidad.
El mundo se está moviendo y se va a seguir moviendo a tal velocidad que mientras hay una empresa en algún lugar del mundo dice, esto no se puede hacer, en otro lugar del mundo o incluso a la vuelta de tu oficina hay otra que quizás ya lo está haciendo o quizás ya lo hicieron. La velocidad del cambio en la mentalidad y el accionar desde el tomar el cambio sin temor incorporando la acción como herramienta fundamental de creación y transformación.
Tal vez hacer te lleva a equivocarte y no pasa nada, haces te equivocas, te equivocas lo más rápido y barato posible y sigues integrando y sigues avanzando. Por ejemplo, ustedes saben ¿En qué año se lanzó el primer smartphone? La respuesta es 1994 y lo lanzó IBM y se llamaba Simón, “apenas” pasaron 13 años del primer smartphone que generó un impacto global de un tipo que en vez de decir hizo, revolucionando entre 5 y 6 industrias diferentes al mismo tiempo marcando el 2007 como una nueva forma de vivir globalmente.
Recuerda, a nadie le importa que Simón fue el primero, a la gente lo que le importa es el que llega primero de la mejor manera impactando de la manera más poderosa, y ahora con la irrupción de internet abrió un universo de oportunidades y de desafíos sin precedentes. Un dato más para ponerlo en contexto, en España 9 de cada 10 empresas podrían desaparecer y no se echaría de menos imagínate en nuestro País. Esto significa que son irrelevantes para las personas absolutamente prescindibles y la única forma de no ser una de esas diez es repensar las estrategias, repensar el propósito, tus valores, reposicionarte, reinventarte y abrazar el cambio con velocidad y con confianza y de dejar de querer descubrir un mundo nuevo con mapas viejos.
Sabemos que son tiempos complicados, pero se imaginan a -Jeff Bezos por los años ochenta-. Ahora Jeff Bezos tiene la empresa y la marca más valiosa del mundo, pero no todo fue un camino de color de rosas, hay persistir y muchas veces ir contra corriente por que el hacer es complicado es difícil. Pero vale la pena cada minuto de ese hacer cuando tienes claro que te acerca al lugar al que quiere llegar y cómo quieres llegar.
Indudablemente las empresas que no han dejado de invertir, construir e innovar en marketing y branding viven una realidad muy distinta para el crecimiento y la recuperación de este proceso por el coronavirus. Por lo tanto, en este mundo del hacer, el hacer evidentemente tiene un componente esencial en las empresas que es el ecosistema del alma lo cual se crea valor y motores de crecimiento. Por eso no se puede ignorar ni la innovación ni la creatividad, ni el rol trascendente de las empresas, cuantas más relevantes son las empresas para las personas más fácil será para las personas elegir dichas empresas teniendo por consecuencia mejores resultados, mejores relaciones, mejores rentabilidades y en mejores oportunidades para crear y potenciar el valor.
La idea no es tomar decisiones apresuradas, sino pensar despacio y actuando rápido pensado claramente hacia donde quieres ir y que es lo que quieres hacer. Sin duda alguna aquellas empresas que tengan claro este plus en donde lo digital y todo este universo de internet, redes sociales, apps, digitalización, algoritmos, inteligencia artificial se expande y se consolida pero que no remplaza el offline al contrario se expande y se retroalimenta del online.
¿Entonces que es una gran empresa? ¿Es aquella que no imita a nadie?, respuesta: es aquella a la que nadie puede imitar. Y según Jeff Bezos predijo hace más de 30 años que “cada uno de nuestros clientes tendrá una tienda a su medida” por que en definitiva esto tiene que ver con saber escuchar a los clientes, identificar sus hábitos y conductas, pero más que escuchar es observar, porque te ayuda mucho más un cliente con lo que hace que un cliente con lo que dice y eventualmente la personalización va hacer unos de los elementos más singulares y más poderosos del valor del futuro.
Ahora mismo el lenguaje más usado en el mundo es el lenguaje emojin y no es el mandarín o el inglés y también el lenguaje stickers en whatsapp de manera de que todo lo nuevo se conecta con lo básico, sentirse poco apreciado es la razón número uno a nivel global por lo que los clientes cambian un producto o un servicio por otro.
Y no estamos hablando de tecnología, de automatización sino de aprecio de amor de relación y lo importante lo que el cliente necesita, busca o te está diciendo, por que es cierto todo lo que puede ser automatizado va a ser automatizado y todo lo que puede ser digitalizado va ser digitalizado, todo menos la emoción humana. Por eso el hacer tiene que estar orientado a emocionar a conectar emocionalmente, la acción no se dice la acción se hace y no olvidar hay cosas muy positivas que son contagiosas como el hacer positivo, el sonreír, el abrazarse son muy contagioso y más contagioso de todo es la alegría. No hay vacuna contra el optimismo decía el amigo García Márquez.
Por ello se debe cambiar la mirada y concentrarnos en la importancia de la gente para la construcción de valor y para el hacer, focalizando la acción para estar en el grupo de empresas amadas y no estar en el grupo de las empresas odiadas irrelevantes. Volviéndonos a generar nuevas preguntas para nuevos tiempos, pero muchas de las cosas que hay que hacer nuevas no son tan nuevas como son: atender con amor y con cariño a los clientes, resolver sus problemas, simplificar su vida y escuchar y responder con atención.
Aquellas empresas que aún no han cambiado son como blockbuster que recibió a los ejecutivos de Netflix en los principios de siglos y le ofrecieron a blockbuster que era un gigante comprar Netflix por algunos ciento de millones de dólares y blockbuster dijo que no. Hoy blockbuster tiene una sola tienda y Netflix está cotizada en más de 20 mil millones de dólares incluso en tiempos complicados como lo que estamos viviendo hoy.
Ellos han sabido que no hay que frenar de que la mentalidad emprendedora, creativa, ágil, innovadora en definitiva solamente cobra valor en la acción y una buena acción tiene que ver con asumir grandes retos de futuro como ser empresas más sostenibles rompiendo la inercia negativa del pasado generando acciones positivas para que de alguna manera podamos impulsar entre todos conjuntamente y colaborativamente el cambio, porque el cambio se va a dar solo y exclusivamente a partir de todo lo que hagamos.
Por ello se debe humanizar las empresas, amar a nuestros clientes, a nuestros empleados, a nuestros colegas al mundo y a la sociedad porque hay una gran diferencia entre conocer una empresa y sentir una empresa. Una empresa conocida genera un comportamiento, mientras que una empresa que se siente genera un compromiso. La generación de compromiso a partir de la acción es el verdadero secreto.
Por ello les invito a cambiar su Modus operandi a invertir de forma diferente y mejor su dinero o en los préstamos por más que conozcan de productos financieros como el factoring, leasing, forward, warrant entre otras, crean en la acción comprometiéndose y no dejando pasar la oportunidad en crear una sociedad mejor. Es el momento de desplegar las alas porque es ahí donde radica la confianza de la empresa y no en la parte tecnológica y juntos volar muy alto para que el futuro nos pertenezca y sea el resultado y lo que hemos hecho para alcanzarlo, muchas gracias.