- Actualizar los sistemas existentes de protección y monitoreo eléctrico en cada Unidad de Cuidados Intensivos de los hospitales locales representaría una inversión de 50,000 dólares aproximadamente.
En el contexto de la reactivación económica, el sector salud retomaría hacia finales del 2021, la ejecución de 39 hospitales que se vieron paralizados por la creación de unidades temporales o móviles a causa de la pandemia. Esto demandará de una inversión de 68 millones de dólares aproximadamente, sólo en la implementación de infraestructura eléctrica.
Con la llegada de la COVID-19, se ha evidenciado la importancia de contar con un sistema eléctrico cuyas protecciones estén debidamente coordinadas por selectividad, junto a la implementación de un correcto monitoreo de sistemas aislados que garantice el buen funcionamiento de las áreas críticas de un hospital, principalmente la Unidad de Cuidados Intensivos – UCI y Salas de Operaciones.
“Los hospitales que han sido construidos hace más de 50 años demandan de un proceso urgente de remodelación de su sistema eléctrico, acorde a los estándares de tecnología y normas vigentes nacionales e internacionales, con la finalidad de garantizar la seguridad y confiabilidad que necesitan las instalaciones críticas de un establecimiento de salud. Para ello, resulta fundamental considerar la implementación del equipamiento adecuado y mantener la calidad de la energía eléctrica en óptimas condiciones; de lo contrario, se pondría en riesgo la seguridad y salud del personal y los pacientes, además de reducir la vida útil de un equipo hasta en un 80%”, destacó Omar Cuya, Marketing Promoter de Siemens.
Actualmente, las UCI que atienden exclusivamente a pacientes con coronavirus, han sido diseñadas e implementadas, con tableros eléctricos dedicados para monitoreo de sistemas aislados, de modo que se puedan evitar interrupciones o pérdidas de energía en estas áreas críticas.
Dependiendo del hospital, podemos encontrar hasta 150 tableros eléctricos distribuidos en diferentes áreas: en zonas de uso general, iluminación, tomacorrientes, climatización, consultorios, etc. De éstos, se destinan aproximadamente entre 5 y 10 tableros para las áreas de cuidados intensivos, dependiendo del número de camas que tengan a disposición para los pacientes, ya que cada tablero con sistema de monitoreo aislado tiene la capacidad de alimentar con energía a 5 camas UCI aproximadamente.
Si bien el equipamiento electrónico-médico es importante, la infraestructura eléctrica detrás es vital para su buen funcionamiento. Si un hospital no ha implementado un sistema de coordinación de protecciones adecuado para tableros eléctricos de quirófanos o unidades de cuidados intensivos, se podría perder la energía eléctrica de estas áreas críticas, poniendo en riesgo la vida de los pacientes, y si no está debidamente protegido este sistema eléctrico, también pone en riesgo la vida de los médicos y personal de salud.
“Actualizar los sistemas de monitoreo existentes en cada Unidad de Cuidados Intensivos, representaría una inversión de 50,000 dólares aproximadamente por cada hospital (en función a la cantidad de camas UCI). Dada la coyuntura, considerar la implementación o remodelación de estos equipos será muy relevante para continuar con la ampliación de este departamento y seguir sumando camas UCI y respiradores mecánicos para atender a los pacientes con COVID-19”, finalizó Raúl Herrera, Jefe de Proyectos en Modasa.