Cáncer de esófago: una patología que comienza con la dificultad para tragar los alimentos

  • Especialistas del Instituto Oncológico de Fundación Arturo López Pérez (FALP), exclusivo centro de cáncer en Santiago de Chile, señalan que la obesidad y el tabaquismo también se asocian al desarrollo de estos tumores del aparato digestivo.

En nuestro país, según las estimaciones de Globocan 2022, se registran aproximadamente 370 casos nuevos al año de cáncer de esófago, correspondientes, en su mayoría, a un grupo etario mayor de 60-70 años y principalmente hombres. Cuando comienza la sintomatología, la enfermedad ya ha avanzado.

No es la neoplasia digestiva más frecuente en Perú, pero se trata de una patología que provoca un impacto demasiado importante en el paciente, porque le impide comer. Es el cáncer de esófago, cuyo primer síntoma es la dificultad para tragar, un problema que puede progresar hasta imposibilitar por completo la alimentación.

De acuerdo al especialista, el Dr. Sebastián Hoefler, jefe de Cirugía Digestiva Oncológica de FALP, en el cáncer de esófago la persona comienza con algunos síntomas durante las comidas: “se inicia con disfagia, es decir, presenta una dificultad progresiva para tragar o deglutir comida sólidas. Por lo tanto, opta por comer alimentos blandos, luego sigue con papillas e incluso puede llegar a tomar sólo líquidos o quedar en una afagia, fase en la que no le es posible tragar nada”. La persona pierde peso y esto vuelve más difícil su condición. Pero si a alguien le cuesta de pronto tomar líquidos o sólidos, y después traga sin problema, eso podría deberse a causas benignas”.

Entre los tipos de tumores que se dan en el esófago se encuentran dos, el escamoso y el adenocarcinoma. El primero se presenta desde la parte media y hacia arriba del tubo, mientras que el segundo, de la parte media hacia abajo, donde está la unión entre el esófago y el estómago.

Este es un tipo de cáncer en que no se puede hacer mucha detección precoz. De ahí la importancia de acudir a la consulta muy tempranamente y, en caso de poseer un factor de riesgo, como el reflujo gastroesofágico, controlarse de manera constante. Dolor detrás del esternón o en el pecho, acidez, ronquera y tos crónica son otros de los síntomas.

¿Cuáles son los factores de riesgo de cáncer de esófago?

En los pacientes con tumores escamosos los principales factores de riesgo son el tabaco, el alcohol, la comida muy caliente, la dieta rica en frituras, todos irritantes para la mucosa, y la malnutrición con baja ingesta en frutas y verduras. Los adenocarcinomas, en tanto, están más asociados al reflujo gastroesofágico y a la obesidad.

“Los pacientes deberán someterse a un tratamiento que puede incluir quimioterapia, radioterapia y cirugía, siempre y cuando no haya metástasis. El cáncer de esófago puede ser curable, dependiendo de la etapa en que se detecte, pero requiere habitualmente de tratamientos multimodales. En la mayoría de los pacientes se utilizan dos o tres terapias. En ese sentido, son tratamientos complejos”, añade el especialista.

Entre los factores de riesgo se encuentran:

  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico
  • Obesidad
  • Tabaquismo
  • Consumo de alcohol
  • Ingesta frecuente de líquidos muy calientes
  • Escaso consumo de frutas y verduras
  • Enfermedades genéticas poco frecuentes como tilosis y síndrome Plummer-Vinson.

El Dr. Hoefler señala que la cirugía hoy se hace cada vez más de manera mínimamente invasiva: “en FALP, la mitad de los pacientes se interviene de esta manera, siendo una tendencia mundial. En el caso del cáncer de esófago se realiza una cirugía bastante grande que implica operar por lo menos dos segmentos del cuerpo como el abdomen y tórax, y en otras ocasiones puede ser necesario operar el cuello también. Por ello, la tendencia es hacer la cirugía cada vez menos invasiva, logrando los mismos resultados oncológicos y favoreciendo una recuperación más rápida para el paciente”.

“Las personas con reflujo gastroesofágico deben tratarse de la misma manera en que lo hace un hipertenso o un diabético, es decir, como se hace con una enfermedad crónica que requiere seguimiento y tratamiento de por vida. Esto implica acudir a controles periódicos con un gastroenterólogo, porque hay que estar atentos a síntomas de alarma que hagan ver la necesidad de adelantar una endoscopía u otro procedimiento”, especifica el Dr. Hoefler.