El deterioro de activos no financieros es una realidad con la que las empresas peruanas deben enfrentarse en un mundo cada vez más interconectado. Desde la normativa contable hasta la sala de reuniones de los directorios, la atención a la generación de flujos de efectivo y la resiliencia ante los desafíos del entorno empresarial global se convierten en pilares fundamentales para el éxito a largo plazo de las empresas peruanas en un panorama económico incierto, así lo indicó Christian Privat, socio de Antut Advisors.
El directivo explicó que en el contexto actual, las empresas peruanas se ven inmersas en un entorno económico global que puede tener repercusiones significativas en su desempeño financiero. Por ello, es importante comprender cómo los acontecimientos que suceden a nivel mundial como la crisis en Israel, Rusia, Ucrania y las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, pueden influir en el mercado local peruano y afectar la viabilidad de las inversiones a corto y mediano plazo.
En el Perú, muchas empresas son subsidiarias de compañías extranjeras que las exponen directamente a los efectos de la crisis mundial, como la volatilidad de precios que afecta tanto al comercio exterior como al mercado interno. Para conocer si una empresa está en proceso de deterioro, se recurre a métricas como la Norma Internacional de Contabilidad (NIC) 36 – Deterioro del valor de los activos.
“Esta norma que evalúa la salud financiera de los activos no financieros establece que cuando los activos de una empresa segmentados en Unidades Generadoras de Efectivo (UGE), dejan de generar flujos suficientes para respaldar sus inversiones, surge la necesidad de evaluar el deterioro. En ese sentido, la evaluación del deterioro se realiza a través de dos métodos principales: el valor en uso y el valor razonable menos los costos para vender”, agregó
El valor en uso representa la capacidad de un negocio para generar flujos con las inversiones existentes, mientras que el valor razonable considera las inversiones futuras necesarias para expandir el negocio. Es importante destacar que los flujos de efectivo pueden volverse inciertos cuando factores macroeconómicos y coyunturales afectan las proyecciones de demanda y precios.
La norma expresa literalmente lo siguiente: para determinar el valor de un deterioro se debe determinar el mayor valor entre el valor de uso y el valor razonable menos los gastos de vender, para compararlo con la UGE. Si es que uno de estos valores ya hubiera resultado mayor a la UGE, no es necesario determinar el valor alternativo señalado. Usualmente, en Perú se utiliza el valor de uso debido a que es más fácil confirmar las variables utilizadas y el valor de mercado, pudieran incorporarse futuras acciones que pudieran no realizarse.
Destacó que si bien la normativa contable obliga a realizar análisis de deterioro bajo ciertas condiciones desde una perspectiva gerencial, esta evaluación debería ser una práctica continúa. Los líderes empresariales deben monitorear de cerca la generación de flujos de sus unidades de negocio, anticipando posibles riesgos. La información sobre la capacidad de generar flujo es crucial no solo para cumplir con requisitos contables, sino también para respaldar la toma de decisiones estratégicas.
El deterioro de activos no financieros es una realidad que todo negocio puede enfrentar en algún momento. La clave para enfrentarlo reside en reconocer el momento oportuno para reorientar las inversiones. Esto no solo puede mitigar el impacto en una industria con potencial de crecimiento, sino también anticiparse a los cambios en tecnología y en el pensamiento empresarial que puedan hacer que ciertos negocios sean menos atractivos.
Es crucial que tanto los inversionistas como los analistas sean tácticos y estén conscientes de cuándo es apropiado invertir en una industria específica y cuándo es necesario redirigir sus esfuerzos. Sin embargo, esta evaluación debe hacerse con precisión, ya que la incertidumbre puede nublar la información. Es fundamental que quienes generan y revisan los datos tengan la capacidad de discernir la realidad y evitar la manipulación de la información, ya que esto podría perjudicar la toma de decisiones de los inversionistas en momentos de riesgo.
En ese sentido, los directorios empresariales desempeñan un papel fundamental en este proceso, no solo en la evaluación de riesgos sino también en la formulación de estrategias resilientes que permitan a la empresa navegar con éxito por las aguas agitadas del mercado global. La transparencia, la diligencia y la agilidad en la toma de decisiones son cualidades esenciales que deben caracterizar las acciones del directorio en tiempos de incertidumbre y estar alerta ante los cambios en el panorama económico global.
De esta manera, la información de la capacidad de generación de flujo que tienen las unidades de negocio y las unidades generadoras de efectivo es información crucial en los directorios de las empresas, sobre todo para los directores financieros que responden ante los accionistas. Lo que quieren es tener muchas veces información resumida y digerida para analizar el desempeño del negocio y tener analizada la capacidad de generación de flujos no solamente de la empresa, sino el flujo del accionista que es de vital importancia para la toma de decisiones.