Las empresas de Huaral, Huaura y zonas aledañas no estarían en la capacidad de integrarse como proveedores de las nuevas compañías transnacionales que llegarán al Perú con la operación del megapuerto de Chancay, advirtió William Muñoz, director de Investigación de la Facultad de Ciencias Económicas y Comerciales de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS).
“El puerto de Chancay generará una gran ola de crecimiento con la posibilidad de que maduren parques tecnológicos e industriales, donde se instalen plantas ensambladoras de autos eléctricos, almaceneras, operadores logísticos, aduaneros, servicios de transporte terrestre, entre otros. Sin embargo, es prioritario que las empresas locales adecúen procesos, tecnologías, condiciones y volúmenes de operación a los estándares de calidad que las transnacionales exigen”, explicó Muñoz.
China tiene un creciente interés por Sudamérica al tratarse de una región rica en productos estratégicos para la transición tecnológica y energética, como el litio y las tierras raras. En los últimos 20 años, el intercambio de bienes entre ambas regiones se multiplicó por 35, llegando a los 480,000 millones de dólares, explicados por las exportaciones de productos manufacturados chinos y las importaciones de materias primas, recursos energéticos y alimentos desde la región.
Además, China busca la deslocalización de sus operaciones industriales hacia territorios cercanos como una estrategia para reducir la contaminación ambiental. Con la puesta en marcha del puerto de Chancay, el Perú podría captar mayores inversiones y generar empleo, ingresos, mejora de infraestructura y servicio.
“China es el principal emisor de CO2 a nivel global, con el 31% del total. Tiene el compromiso de reducir el consumo de carbón. Una de las estrategias que busca es la deslocalización de su manufactura hacia territorios cercanos donde se dispongan de energías limpias, como el Perú”, señaló el especialista de la UCSS.
Muñoz advirtió que, así como las empresas deben adecuar sus estándares de calidad, muchas personas no disponen del perfil requerido para laborar en los nuevos puestos a ser creados, pues los perfiles técnicos y profesionales a ser demandados, no estarían totalmente cubiertos por los pobladores de la zona.
“Hay que prestar especial atención a los aspectos educativos y formativos. Solo al 2018, Perú presentaba una de las más bajas productividades de la mano de obra respecto a otros países latinoamericanos. A esa fecha, alcanzaba menos del 20% de la productividad promedio de un trabajador de Estados Unidos y solo superaba a Bolivia”, mencionó Muñoz.
De igual manera, precisó que se deben asegurar las capacidades institucionales del gobierno local y de las distintas reguladoras para garantizar la competencia y transparencia del mercado.