En los últimos años, la facturación electrónica ha vivido una evolución notable gracias a la inteligencia artificial (IA), tecnología que ha revolucionado la manera en que las empresas manejan su gestión de facturación, sea generando documentos, automatizando procesos de gestión y administrativos, y detectando fraudes, comentó Kenneth Bengtsson, presidente ejecutivo de Efact.
La inclusión de la IA ha permitido que las compañías automaticen actividades que requerían de gran disposición de tiempo y dinero, situación que ya no se repite en la generación automática de facturas, donde ahora se ejecuta con más precisión, reduciendo errores y dándole más dinamismo al ciclo de facturación. Actualmente, los sistemas pueden extraer datos de transacciones y generar facturas precisas gracias al uso de algoritmos avanzados.
Los problemas de liquidez en una empresa pueden detectarse con anticipación a través de análisis predictivos que ofrece la inteligencia artificial, además de poder prever el comportamiento de los clientes para mejorar las estrategias de cobro. Esta identificación de patrones en los datos de facturación optimizan la eficiencia operativa y proporcionan una ventaja competitiva al propiciar tomas de decisiones más rápidas e informadas.
La identificación de transacciones sospechosas que podrían devenir en actividades fraudulentes es una de las ventajas que ofrece esta tecnología al analizar grandes cantidades de datos en tiempo real. Esta vigilancia continua protege a las empresas de posibles pérdidas y garantiza la integridad del proceso de facturación.
El ejecutivo también destaca la capacidad de la IA para personalizar la facturas electrónicas según las preferencias de los clientes, incorporando opciones de pago ajustados a diferentes perfiles de clientes o enviando recordatorios automatizados. Además, resalta que estas acciones mejoran las relaciones con los clientes y reducen lo plazos de pago.
Las soluciones que brinda la facturación electrónica basadas en la inteligencia artificial también benefician a las pequeñas y medianas empresas (PYME) dada su fácil accesibilidad, permitiéndoles competir con las grandes compañías. Al adoptar estas tecnologías, las PYME pueden reducir costos operativos, mejorar sus procesos y solicitar recursos mediante el factoring.