Una de las tareas más importantes es la elaboración de un plan de viabilidad si se busca la continuidad de la empresa.
El concurso de acreedores es un procedimiento legal que se inicia cuando una empresa o persona física no puede cumplir con sus obligaciones financieras. Este proceso tiene como objetivo principal resolver la insolvencia de manera ordenada, protegiendo los derechos de los tenedores de la deuda y tratando de mantener la continuidad de la empresa. En este contexto, el abogado juega un papel crucial para asegurar que se cumplan todas las normativas legales y se protejan los intereses de su cliente. La experiencia y conocimiento de los abogados son esenciales para navegar por la complejidad del procedimiento concursal y alcanzar soluciones que beneficien tanto a los deudores como a los demandantes.
¿Qué debe hacer un abogado durante un concurso de acreedores?
Asesoramiento inicial: El primer paso que debe dar es proporcionar un asesoramiento exhaustivo a su cliente sobre la conveniencia y las implicaciones de iniciar este procedimiento. Este análisis inicial incluye una revisión detallada de la situación financiera de la empresa, las causas de la insolvencia y las alternativas disponibles. Debe explicar claramente los beneficios y riesgos asociados con el procedimiento, ayudando al cliente a tomar una decisión informada.
Preparación y presentación de la solicitud: Una vez decidido proceder con el concurso, debe encargarse de la preparación y presentación de la solicitud ante el juzgado competente. Esto implica reunir toda la documentación necesaria, que incluye el balance de situación, la cuenta de pérdidas y ganancias, la memoria explicativa de la situación patrimonial y económica, y la lista de demandantes y deudores. La solicitud debe ser presentada de manera precisa y completa para evitar rechazos o retrasos en el proceso.
Representación legal y defensa de intereses: Durante el proceso, actúa como representante legal del deudor, defendiendo sus intereses en todas las etapas del procedimiento. Esto incluye la participación en las vistas judiciales, la negociación con los tenedores de la deuda y la supervisión del cumplimiento de los plazos procesales. Debe asegurarse de que se respeten los derechos del deudor y se minimicen los impactos negativos de la insolvencia.
Elaboración de un plan de viabilidad: Una de las tareas más importantes es la elaboración de un plan de viabilidad si se busca la continuidad de la empresa. Este plan debe demostrar que la empresa puede superar la insolvencia y continuar operando de manera rentable. En colaboración con economistas y otros expertos, debe preparar un documento detallado que incluya estrategias para la reestructuración de la deuda, la reducción de costos y la mejora de la gestión empresarial. Este plan debe ser presentado al juez y a los acreedores para su aprobación.
Gestión de las negociaciones con acreedores: El éxito depende en gran medida de las negociaciones. Debe liderar estas negociaciones, buscando acuerdos que permitan la reestructuración de la deuda y eviten la liquidación de la empresa. Esto puede implicar la negociación de quitas, esperas y nuevos plazos de pago. El objetivo es lograr un acuerdo que sea aceptable para ambas partes y que permita al deudor cumplir con sus obligaciones financieras.
Supervisión de la administración concursal: En muchos casos, el juez designará a un administrador concursal para supervisar el proceso y garantizar que se lleve a cabo de manera justa y transparente. El abogado del deudor debe colaborar estrechamente con el administrador concursal, proporcionando toda la información necesaria y asegurándose de que se respeten los derechos de su cliente. Además, debe vigilar que las acciones del administrador sean coherentes con los objetivos del plan de viabilidad y las leyes aplicables.
Preparación para la liquidación, si es necesario: Si no es posible lograr un acuerdo con los acreedores o si la empresa no puede ser viable, debe preparar a su cliente para la liquidación. Esto implica la venta ordenada de los activos de la compañía para pagar en la medida de lo posible. Asimismo, debe asegurarse de que la liquidación se realice de manera transparente y justa, protegiendo los intereses del deudor y cumpliendo con todas las normativas legales.
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El papel del abogado en un concurso de acreedores es fundamental para garantizar que el proceso se lleve a cabo de manera justa y eficiente. Desde el asesoramiento inicial hasta la posible liquidación de la empresa, debe guiar a su cliente a través de cada etapa, defendiendo sus intereses y buscando la mejor solución posible a la situación de insolvencia. La experiencia y habilidades de un especialista son cruciales para navegar por la complejidad del procedimiento concursal y lograr un resultado favorable para el deudor.