Lcdo. Julio C. César Valdés
Cuando a finales del año 2019 China comenzó a dar cuenta de los primeros casos del Coronavirus (COVID 19) tanto científicos, estudiosos como autoridades internacionales estaban muy lejos de pronosticar el alcance, dimensión y magnitud que en pocos días tomaría, lo que hasta ese momento se consideró una situación controlada. La situación en un breve plazo se convirtió en epidemia en China y solo le bastaron horas para que se expandiera por el mundo, alcanzando el grado de pandemia.
La enfermedad del coronavirus ha tenido un fuerte impacto en la vida social y económica de la mayoría de las naciones, fundamentalmente de aquellos países más vulnerables y con sistemas de salud incapaz de dar respuestas inmediatas a grandes masas de personas contagiadas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Informe Especial COVID-19 N⁰ 4 titulado Sectores y empresas frente al COVID-19: emergencia y reactivación, plantea que “la pandemia ha llevado a la suspensión total o parcial de las actividades productivas” y define como los sectores más afectados, el comercio mayorista y minorista; las actividades comunitarias sociales y personales; hoteles y restaurantes; actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, y las manufacturas.
Según el Banco Mundial “alrededor de 2500 millones de personas no utilizan servicios financieros formales y el 75 por ciento de los pobres no tiene cuenta bancaria”, estas personas, generalmente subbancarizado, no está en la capacidad real de acceder a los productos y servicios que ofrece la banca tradicional
Estos escenarios evidencian lo poco preparado que están los estados, instituciones, las familias y las personas en general ante fenómenos de tal magnitud, ninguno de estos actores estaban preparados para hacerle frente a tal fenómeno. También nos ha demostrado la fragilidad de los servicios financieros, la inoperancia en la adquisición de los nuestros productos y la ineficacia en la prestación de servicios, obviando hasta ese momento la valía, importancia y trascendencia que los servicios en línea nos pueden aportar.
Las autoridades sanitarias internacionales han estado alertando sobre realidad inminente de rebrotes de coronavirus o el surgimiento de nuevas enfermedades y contagios y cabría preguntarnos: ¿Aprendimos la lección, estamos hoy más preparados?, las respuestas pueden ser diversas en cuanto a calidad y cantidad y es por ello que desde las finanzas personales vamos hacer un acercamiento a algunas lecciones que debemos aprender para futuras contingencias.
1. ¿Cómo actuar ante eventualidades sanitarias, climatológicas, ambientales, sociales, entre otras?
– Evitar las compras nerviosas: Por muy difícil que se presente la situación no es recomendable acumular grandes cantidades de alimentos, materiales de aseo, entre otros recursos, ya que esto lo único que provoca es escases, incremento de los precios y el desembolso de un dinero que en el futuro se pueda necesitar.
– Disminuir gastos: Se deben establecer prioridades, otorgándole preferencias a lo que consideremos más urgente y luego lo trascendental. En estas eventualidades sanitarias los gastos innecesarios toman mayor relevancia si se considera como una forma de precautelar nuestro dinero, siempre que sea posible, se debe guardar dinero para cubrir circunstancias inesperadas en el futuro.
– Evitar el endeudamiento: Existen alternativas financieras ventajosas para mitigar esta situación, el abanico de posibilidades se debe analizar de manera detallada para no llegar a la quiebra, antes que logremos superar la situación existente.
2. Considerar el dinero digital como una opción de primer orden
En los tiempos de coronavirus quien mantuvo al sistema financiero y a la economía internacional funcionando fue el comercio electrónico, esto permitió que gran parte de las personas que no lo consideraban una opción de primer orden comenzaron a verlo con gran expectativa.
Esto nos permitió que migráramos con gran rapidez de la banca tradicional a la banca electrónica sin grandes contratiempos, bajo este sistema en línea y mediante transacciones digitales aprendimos hacer nuestras compras, hacer nuestros pedidos desde casa, a pagar los servicios y hasta realizar trámites puramente burocráticos.
Según Mónica Hernández, directora de Seguridad de la Información en Banco Sabadell, “Ante las medidas de confinamiento hemos tenido que migrar antes de lo esperado hacia la aplicación de herramientas que la transformación digital ofrece, y, aunque son una gran alternativa, es necesario saber que esto requiere más atención, específicamente en cuanto a la seguridad de la información”.
La directora además alerta de algunas medidas para fortalecer las acciones de sospecha ante estafas y hurtos, en momentos, como estos, en que las operaciones bancarias digitales comienzan a tomar notoriedad:
– Verifica siempre la red desde la que te conectas y la autenticidad de los sitios que visitas. El candado cerrado a un lado de la URL es el mejor indicio de que navegas seguro.
– No coloques tus contraseñas en lugares visibles, esto incluye las notas de tu teléfono y equipo de cómputo.
– Aunque parezca evidente, no entregues información por ningún medio a desconocidos. Recuerda que ningún banco te solicitará datos personales a través del correo o teléfono.
– Un buen hábito es revisar diariamente los movimientos de tus cuentas mediante tu aplicación móvil. Puede ser un poco engorroso al principio pero no te lleva más de dos minutos y con eso podrás prevenir y solucionar a tiempo cualquier problema.
– Mantén la comunicación con tu banco, acércate a atención a clientes para cualquier duda o aclaración. Utiliza siempre canales oficiales.
3. La necesidad de ahorrar
Con la pandemia del coronavirus la historia nos ha demostrado que ahorrar sigue siendo la mejor opción para el corto, mediano y largo plazo, es la respuesta para lo que continuamente hemos deseado y, sobre todo, para lo que nunca sabemos. Y aun siendo ahorrativos, resulta muy complejo determinar en qué momentos surgen los imprevistos que alteren nuestros patrones de conducir y llevar nuestras finanzas personales y la economía de la familia.
Otras alternativas a considerar para que en situaciones excepcionales nuestras finanzas personales no toquen fondo son
– Examina tus gastos fijos mensuales. Es el primer paso para que en situaciones de emergencias nuestros fondos personales sea el equivalente a tres meses de estos egresos.
– Renueva tu fondo. Una vez definido el equivalente a tres meses de tus gastos fijos, podríamos decir que tu respaldo financiero para emergencias está listo. Pese a la tentación trata de no ocuparlos, si no por el contrario, busca aumentarlo siempre que tus gastos fijos se incrementen.
– Multiplica por tres los recursos que destinados para: alimentos, alquiler, renta, gas doméstico, colegiatura, transporte, electricidad, internet (sin olvidar ninguna de tus obligaciones mensuales) para que obtengas tu cantidad meta.
– Determina un monto específico a gastar mensualmente, semanal o quincenal y trata de no superarlo para que al cierre de mes no te sorprendas.
4. Elegir el banco que mejor considere para administrar sus ahorros
Los individuos deben buscar qué institución financiera le otorga las mejores opciones para administrar sus ahorros. De esta manera la oferta de servicios financieros deben ayudar a administrar de manera adecuada su dinero y que disminuyan de manera considerable los costos financieros. Existen bancos que ofrecen varios servicios financieros al cliente que le permiten reducir costos y ahorrar de manera eficiente.
Al elegir su banco debe indagar de manera inmediata la calificación de riesgo que tenga la institución, conocer esa información le otorgará garantía del grado de cumplimiento que tendrá la institución financiera de sus deberes contractuales.
Conclusiones
Cada uno de nosotros de manera individual tenemos conciencia del rigor con que debeos llevar del control financiero personal, enseñanza que nos dejó la pandemia del coronavirus, pese a lo difícil y complejo de la situación debemos estar preparados para iniciar nuevamente y salir adelante.
Con una visión de futuro, el escenario no se muestra alentador, y florecen preguntas tales como ¿Qué tipo de crisis vendrá después de la pandemia? ¿Su incidencia y repercusión será peor a la del COVID 19? ¿El comportamiento humano seguirá siendo el mismo? Y la gran pregunta es ¿Será la humanidad la misma?
Bibliografía:
1. Impactos de la pandemia en los sectores productivos más afectados abarcarán a un tercio del empleo y un cuarto del PIB de la región. Consultado el 22 de julio de 2020. Disponible en: www.cepal.org/es/comunicados/impactos-la-pandemia-sectores-productivos-mas-afectados-abarcaran-un-tercio-empleo-un
2. Sectores y empresas frente al COVID-19: emergencia y reactivación. Consultado el 22 de julio de 2020. Disponible en: www.repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45734/4/S2000438_es.pdf
3. El renacer de tus finanzas personales. Consultado el 22 de julio de 2020. Disponible en: www.elpais.com/economia/2020/08/01/actualidad/1596317860_487643.html
4. COVID-19: las lecciones que nos deja en las finanzas personales. Consultado el 22 de julio de 2020. Disponible en: www.revistagestion.ec/tu-dinero-analisis/covid-19-las-lecciones-que-nos-deja-en-las-finanzas-personales
5. La inclusión financiera: el desafío de la economía pospandemia Consultado el 22 de agosto de 2020. Disponible en: www.cronista.com/finanzasmercados/La-inclusion-financiera-el-desafio-de-la-economia-post-pandemia-20200623-0066.html