Por Diego Harman, socio del área Mercantil del estudio Garrigues
En el marco de un mundo que demanda más energías limpias y sostenibles, Perú se posiciona ante una oportunidad estratégica para fomentar su transición hacia una matriz energética más verde y diversificada con los PPA (Power Purchase Agreement, por sus siglas en inglés) financieros o virtuales suscritos entre empresas privadas. Estos acuerdos han evolucionado para adaptarse a las necesidades de cada mercado eléctrico, considerando las regulaciones y particularidades de cada país.
La reciente apertura del mercado peruano hacia los PPA financieros entre empresas privadas marca un punto de inflexión en el desarrollo del sector eólico y solar del país. Sin embargo, esta posibilidad no está exenta de desafíos cruciales que hay que abordar.
El inicio de la construcción de la planta solar más grande del Perú, financiada mediante el modelo project finance respaldado por un PPA privado, no solo representa un hito que evidencia el interés de la banca internacional por financiar proyectos solares en el país. Mediante estos contratos, se puede tener predictibilidad respecto al precio en los que un proyecto venderá su electricidad, en la medida en que esta electricidad será vendida bajo un precio y volumen previamente determinados en el PPA. Además, junto con la venta de energía se puede pactar la venta de certificados de atributos energéticos renovables, que garantizan que la energía entregada proviene de una fuente renovable.
Los contratos de suministro eléctrico, también llamados PPA tradicional o físico, suelen ser contratos a largo plazo en los que se establece la compra y venta de energía eléctrica entre una empresa generadora o distribuidora y un cliente que hará uso de dicha energía. Sin embargo, recientemente surgió una variante emparejada con el auge de proyectos solares y eólicos: el PPA financiero o virtual.
A través de un PPA virtual, una empresa generadora vende energía a un comprador, pero en este caso la entrega de energía es ficticia, toda vez que el comprador, a diferencia de un PPA tradicional, no será quien aproveche directamente la energía comprada, sino que la asignará en favor de terceros bajo los PPA que ese mismo comprador ha suscrito -en calidad de vendedor- con consumidores finales.
Se le denomina también PPA financiero porque en la práctica funciona como un contrato de derivados. Primero, un generador acuerda vender una cantidad de electricidad a un comprador pactando un precio regulado en el contrato. Luego, el generador produce e inyecta toda la electricidad al sistema, sin entregarla directamente al comprador. Posteriormente, el comprador asigna toda la energía inyectada por el vendedor a cada uno de sus propios clientes y recibe los certificados de atributos energéticos renovables. Finalmente, el generador y el comprador liquidan sus posiciones en función del precio que hubiese sido pactado en el contrato (el cual normalmente prevé una plusvalía al precio del mercado de corto plazo, también llamado precio spot).
El desafío de encontrar socios confiables
Sin embargo, no todo es tan sencillo como parece. Una de las mayores barreras para el desarrollo de proyectos respaldados por PPA financieros: la dificultad de encontrar socios comerciales con suficiente calidad crediticia. Un PPA “bancable”, como se conoce en el sector, debe cumplir con ciertas características esenciales, entre ellas, ser firmado con un contratante capaz de garantizar ingresos predecibles y sostenibles durante periodos prolongados, típicamente de 15 a 17 años, y en moneda extranjera.
El éxito de los PPA privados podría ser una herramienta clave para alcanzar estos objetivos. No obstante, su consolidación requiere de un marco regulatorio más robusto que promueva su adopción y facilite su implementación. Parte del problema ha venido establecido en la Ley 28832, ley para asegurar el desarrollo eficiente de la generación eléctrica, pues contempla una restricción sobre la potencia firme y energía firme que pueden contratar los generadores solares y eólicos. Ello, en la práctica, ha venido dificultando que dichos generadores puedan suscribir PPA tradicionales con clientes libres y distribuidores de manera independiente.
Perú tiene todas las condiciones necesarias para convertirse en un referente de energías limpias en Latinoamérica: abundante radiación solar, vientos favorables y un creciente interés de actores internacionales. Sin embargo, aprovechar este potencial requiere un enfoque proactivo y colaborativo entre el Gobierno, el sector privado y las comunidades locales.
El auge de los PPA financieros representa una oportunidad histórica para Perú. Este modelo no solo permite diversificar la matriz energética, sino también ofrecer beneficios económicos y ambientales a largo plazo. Sin embargo, para que esta tendencia se consolide, será necesario superar desafíos de calidad crediticia de los socios privados, la capacidad técnica de los desarrolladores y la infraestructura regulatoria.