El futuro económico del Perú puede beneficiarse significativamente de esta población.
La migración venezolana representa un fenómeno con un impacto potencial en la economía peruana que no debe subestimarse. Según datos del Instituto Peruano de Economía (IPE), la población extranjera podría dar una contribución al PBI nacional del 4.5% en camino al 2030.
«Un informe del Banco Mundial revela que el 71 % de los trabajadores venezolanos en Perú están en la informalidad, superando incluso el promedio nacional del 64 %. Esto no solo los afecta a ellos, sino que limita su aporte al crecimiento del país», señala Milagros Torres, subdirectora académica de la Facultad de Negocios de Zegel.
Actualmente residen en Perú alrededor de 1.7 millones de venezolanos, lo que equivale al 5% de la población nacional. No obstante, solo un tercio cuenta con estatus migratorio regular, limitando su integración plena en el sistema económico formal.
El impacto económico actual y futuro
Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), en el año 2019 los migrantes venezolanos aportaron 0.3 puntos porcentuales al crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI). A futuro, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que, con políticas de integración adecuadas, esta contribución podría elevarse hasta un 4.5% del PBI hacia el año 2030.
No obstante, alcanzar este potencial requiere superar barreras importantes. Uno de los principales desafíos radica en la precariedad laboral. En zonas urbanas, los trabajadores venezolanos perciben, en promedio, un salario mensual de S/ 1,300, lo que representa un 29% menos que los S/ 1,900 de los peruanos. En áreas rurales, esta diferencia se amplía al 38%.
Barreras burocráticas y propuestas de acción
«Sin un Documento Nacional de Identidad (DNI) o permisos temporales vigentes, los migrantes enfrentan serias dificultades para acceder a servicios básicos como salud o educación. Esto genera un círculo vicioso que perpetúa su exclusión del sistema formal», explica Milagros Torres.
«Con políticas claras y un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado, podríamos transformar este desafío en una ventaja competitiva», concluye Torres.
El futuro económico del Perú puede beneficiarse significativamente de esta población, pero es imprescindible eliminar las trabas que actualmente limitan su participación activa. El tiempo apremia, y los beneficios de una integración efectiva podrían ser un motor de crecimiento sostenible en los próximos años.