Mientras Chile apuesta por la ampliación del puerto de San Antonio, Perú refuerza su presencia con el Megapuerto de Chancay.
Chile ha iniciado el proceso de licitación para la ampliación del puerto de San Antonio, el principal terminal del país. Este proyecto, valorado en 4.000 millones de dólares, busca aumentar la capacidad de transferencia de carga de los actuales 2,5 millones de TEU a 6 millones anuales, consolidando su posición en el comercio marítimo del Pacífico Sur.
Eduardo Abedrapo, presidente de EPSA, destacó que esta ampliación se ejecutará por etapas, proyectando un puerto de clase mundial hacia las décadas de 2040 o 2050. Según Forbes, esta expansión permitirá responder a la creciente demanda comercial, asegurando el liderazgo chileno en la región.
Chancay: El gigante emergente del Perú
Por su parte, el Megapuerto de Chancay, operado por Cosco Shipping, ha sido presentado como un proyecto clave para transformar el comercio peruano. Aunque actualmente cuenta con una capacidad de 1 millón de TEU, muy por debajo del puerto chileno, Chancay busca ganar terreno mediante tarifas más competitivas, hasta un 10% más bajas que las del Callao.
El puerto, inaugurado simbólicamente durante la visita del presidente chino Xi Jinping en el APEC 2024, aspira a captar el 30% de la carga del Callao. Además, Cosco planea usar sus propias líneas navieras para reducir los costos logísticos, fortaleciendo su competitividad en la región.
Comparaciones y controversias
Abedrapo ha señalado que, por ahora, Chancay no representa un riesgo significativo para los puertos chilenos, aunque reconoce su potencial a largo plazo. Actualmente, el puerto de San Antonio más que duplica la capacidad del terminal peruano, y también supera los estándares de Valparaíso, otro importante puerto chileno.
Sin embargo, Chancay enfrenta desafíos ambientales. Residentes de Chorrillos, en Huaral, han denunciado que la construcción del puerto ha provocado la pérdida de arena en las playas y la acumulación de desechos, afectando el turismo y la economía local.
Mientras ambos países avanzan en sus proyectos, la competencia en el Pacífico Sur podría transformar el comercio marítimo regional en las próximas décadas.