Informe Global de Riesgos 2025: Recesión económica continúa siendo el principal riesgo del Perú

Los principales riesgos para el Perú son la recesión económica, la violencia intrastatal, el crimen y las actividades económicas ilícitas, la pobreza y desigualdad social, así como la polarización social, en el orden respectivo.

El World Economic Forum, con el apoyo de Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, elaboró, por veinteavo año consecutivo, el Informe de Riesgos Globales, en su edición 2025. El reporte recaba las opiniones de mas de 900 expertos en riesgos mundiales, quienes concluyeron que se observa cada vez más un panorama global fracturado, donde los desafíos geopolíticos, ambientales, sociales y tecnológicos amenazan la estabilidad y el progreso. Si bien los riesgos económicos tienen menos prominencia inmediata en los resultados de la encuesta de este año, siguen siendo una preocupación, interconectados con las tensiones sociales y geopolíticas.

En el caso peruano, los cinco principales riesgos son diferentes a los que se presentaron hace un año. Para el 2024, los cinco principales eran: la recesión económica, los eventos climáticos extremos, la fragilidad del Estado, la erosión de la cohesión social y la actividad económica ilícita. En cambio, este año son: la recesión económica, la violencia intraestatal, el crimen y las actividades económicas ilícitas, la pobreza y la desigualdad social, así como la polarización social.

El riesgo más preocupante para el país continúa siendo la recesión económica. Las perspectivas económicas para 2025 siguen siendo de precaución en todos los grupos etarios. Este riesgo es particularmente relevante para los más jóvenes, quienes lo ubican como su tercera mayor preocupación entre los menores de 30 años, la cuarta entre las personas de 30 a 39 años y la quinta entre quienes tienen entre 40 y 49 años. Sin embargo, este riesgo prácticamente desaparece de la lista de prioridades para los mayores de 60 años, lo que refleja una percepción generacional diferenciada frente a la estabilidad económica del país.

El segundo riesgo más importante, según el WEF, es la violencia intraeestatal, que incluye huelgas, disturbios y conflictos civiles. Este riesgo representa un desafío crítico que refleja tensiones sociales no resueltas. La insatisfacción con las políticas públicas y la desigualdad en el acceso a recursos esenciales que alimentan estas tensiones. Este tipo de violencia no solo amenaza la estabilidad social, sino que también afecta negativamente la inversión y el desarrollo sostenible. Promover un diálogo inclusivo y fortalecer los canales de participación ciudadana es clave para desactivar estos focos de conflicto.

El crimen organizado y las actividades económicas ilícitas son otro de los retos prioritarios que enfrenta el país. Desde el narcotráfico hasta la minería ilegal, estas prácticas erosionan la seguridad, afectan la economía formal y debilitan las instituciones del Estado. Además, generan impactos ambientales y sociales negativos en las comunidades más vulnerables. Enfrentar este riesgo requiere un enfoque integral que combine medidas de seguridad más efectivas con programas que generen alternativas económicas sostenibles.

En la cuarta posición se encuentra la pobreza y la desigualdad, factores estructurales que siguen limitando el desarrollo de Perú. A pesar de los avances en los últimos años, las disparidades en el acceso a oportunidades económicas, educación y salud continúan alimentando la exclusión social. Este riesgo no solo afecta la calidad de vida de millones de peruanos, sino que también contribuye a la inestabilidad social. Reducir estas brechas exige un compromiso sostenido con políticas inclusivas que prioricen la inversión en sectores clave para el bienestar de la población.

Adicionalmente, en la quinta posición se encuentra la polarización social, que emerge como un desafío urgente en el panorama nacional. Las divisiones económicas, políticas y sociales han profundizado las diferencias entre los diversos sectores de la población, dificultando la construcción de consensos necesarios para afrontar los problemas del país. Esta fragmentación amenaza con debilitar aún más la confianza en las instituciones y en los procesos democráticos. Revertir esta tendencia demanda acciones concretas para fomentar el diálogo, reducir la desinformación y promover una visión común de futuro.

En ese contexto, Gerardo Herrera Perdomo, líder de Marsh Advisory para Latinoamérica y el Caribe, enfatiza: “La clave para liderar un futuro más próspero y sostenible está en la anticipación y en una visión integral del panorama en el que se navegan nuestros negocios e interactúan nuestras comunidades. Conocer y gestionar de forma estratégica los riesgos a los que nos enfrentamos, así como tener claridad de sus potenciales impactos en las operaciones, los colegas, las cadenas de suministro, los clientes, las infraestructuras… es cada día más crítico para el desarrollo empresarial y la resiliencia de cualquier país. El costo de la inacción es insostenible”.

Estos cinco riesgos interconectados no solo subrayan la complejidad del panorama que enfrenta Perú en 2025, sino que también llaman a la acción coordinada de todos los sectores para construir un país más estable, resiliente y preparado para el futuro.