El astillero que cambió la historia naval y sigue modernizando la flota

Desde su fundación en el siglo XIX, SIMA Perú ha sido clave en la evolución de la industria naval, dejando su marca en la región con innovaciones y proyectos estratégicos.

El astillero SIMA Perú, con más de 70 años de existencia bajo su actual denominación, ha jugado un papel fundamental en la construcción y mantenimiento de embarcaciones para la Marina de Guerra del Perú. Sus orígenes se remontan a 1845, cuando el gobierno de Ramón Castilla creó la Factoría del Estado en Bellavista, Callao, con el objetivo de atender las necesidades de la Armada Nacional tras la adquisición del vapor “Rímac”, el primer buque de guerra a vapor del país.

En 1861, la factoría pasó a control total de la Armada, convirtiéndose en la Superintendencia de la Factoría Naval. Su importancia creció al construir el “Monitor Victoria”, el primer blindado de Sudamérica, y transformar el vapor “Loa” en un monitor blindado, ambos clave en la defensa del Callao en 1866. Posteriormente, su labor se extendió al ensamblaje de los primeros vapores del Lago Titicaca y al mantenimiento de la flota durante la Guerra del Pacífico. Sin embargo, la invasión chilena en 1881 destruyó por completo sus instalaciones.

Resurgimiento y consolidación de un gigante naval

Tras la guerra, el Perú dependió de astilleros extranjeros para la reparación de sus buques hasta 1938, cuando se inauguró un dique seco en San Lorenzo. Este sería el primer paso para recuperar la capacidad naval del país, lo que culminó en 1950 con la creación oficial del Servicio Industrial de la Marina (SIMA) bajo el gobierno de Manuel A. Odría. A partir de entonces, el astillero asumió el liderazgo en la construcción y mantenimiento de buques, con la implementación de nuevas infraestructuras que impulsaron el desarrollo del sector.

SIMA se expandió con el tiempo y en 1999 fue adscrito al sector defensa, priorizando el servicio a la Armada Peruana y, al mismo tiempo, ofreciendo sus capacidades a clientes nacionales e internacionales. Su labor ha abarcado desde la fabricación de patrulleras y remolcadores hasta la modernización de fragatas y submarinos, consolidándose como un actor estratégico en la seguridad y el desarrollo marítimo.

Construcciones emblemáticas y expansión operativa

El astillero ha fabricado buques icónicos como el BAP Zorritos (1956), el BAP Paita (2022) y patrulleras como el BAP Río Piura y el BAP Río Quilca (2017). Además, ha desarrollado plataformas itinerantes de acción social (PIASS), diseñadas para llevar servicios de salud y educación a comunidades de la Amazonía.

Actualmente, SIMA opera en tres sedes estratégicas: Callao, Chimbote e Iquitos. Callao es su centro principal, con talleres especializados en sistemas de armas y electrónica, mientras que Chimbote e Iquitos se enfocan en la construcción de embarcaciones fluviales y proyectos metalmecánicos.

Con una trayectoria de más de un siglo y medio, el astillero sigue en proceso de expansión, impulsando la modernización de la flota peruana y fortaleciendo la industria naval en Sudamérica.