Por Felipe Mendoza, Analista de mercado para ATFX LATAM
Los mercados bursátiles de Estados Unidos han experimentado una caída significativa desde los máximos de mediados de febrero de 2025. En particular, el S&P 500 se ha acercado a territorio de corrección al retroceder cerca del 10% desde su máximo del 19 de febrero. El Nasdaq con alta concentración de tecnológicas, ha caído en torno al 11-13% en el último mes, mientras que el Dow Jones Industrial lleva una pérdida aproximada del 8%. Estas caídas reflejan el nerviosismo de los inversionistas, impulsado por la incertidumbre política y el temor a una recesión. La volatilidad reciente se debe en gran medida a las tensiones comerciales de la administración Trump y ciertos comentarios presidenciales poco tranquilizadores. Si bien es preocupante ver caídas de estos porcentajes en los índices, no implica necesariamente un mercado bajista profundo.
En contraste con la volatilidad bursátil, la inflación ha dado un respiro. La inflación de febrero mostró una variación mensual de +0,2%, por debajo de lo esperado (+0,3%) y menor al incremento de 0,5% registrado en enero. Gracias a esta moderación, la inflación interanual descendió a 2,8% (desde 3,0% el mes previo), acercándose al objetivo de la Reserva Federal. Esto podría permitir que la Fed mantenga las tasas estables en su próxima reunión del 19 de marzo, lo que aliviaría costos de crédito para empresas y consumidores y mitigaría el riesgo de recesión.
El mercado laboral sigue mostrando fortaleza con un aumento en las ofertas de empleo (JOLTS), que subieron en enero a 7,74 millones, superando las expectativas. Sin embargo, la creación de empleo se ha moderado. En febrero, las nóminas no agrícolas (NFP) aumentaron en 151.000 puestos, por debajo de lo previsto (159.000) pero superior a la del mes anterior. La tasa de desempleo subió una décima hasta 4,1%, lo que podría indicar una ligera relajación en la tensión del mercado laboral. En general, se sigue creando empleo y las vacantes son altas, aunque a un ritmo más lento que el año pasado.
Dado este panorama de mercados a la baja, inflación contenida y empleo resiliente, ¿qué tan probable es una recesión en Estados Unidos? No es concreto, pero las recientes acciones y comentarios de la administración Trump si que han elevado la percepción de riesgo. La escalada de tensiones comerciales con China, Canadá y México podría minar el crecimiento si persiste. J.P. Morgan ha aumentado de 30% a 40% la probabilidad de recesión para este año, con posibilidad de superar el 50% si los aranceles recíprocos anunciados para abril se materializan.
El gobierno, sin embargo, mantiene un discurso optimista. Trump evitó confirmar o negar la posibilidad de recesión, calificando la coyuntura como un «período de transición» necesario para implementar sus políticas. Su equipo económico refuerza este mensaje, destacando la posibilidad de un repunte en la segunda mitad del año, lo que podría ser ese esperado «boom de Trump».
En suma, la probabilidad de recesión ha aumentado, pero sigue siendo incierta. Los indicadores actuales muestran fuerte enfriamiento, pero aún no alarma con indicadores económicos como el PIB. Factores favorables, como la inflación contenida y la posible flexibilidad de la Fed, podrían compensar los riesgos de las políticas comerciales y fiscales agresivas. El primer semestre probablemente finalice poco ideal, pero se espera que el segundo podría traer alivio si se recupera la confianza. No obstante, es en tiempos de incertidumbre donde también surgen oportunidades. A pesar de los desafíos actuales, existen mercados y sectores que pueden adaptarse a estas nuevas condiciones globales o que tienen poca relación con las dificultades predominantes. Buscar opciones en activos menos correlacionados con los conflictos comerciales y la volatilidad financiera puede ofrecer nuevas oportunidades de inversión. La historia nos ha demostrado que en cualquier contexto de mercado siempre hay espacios de crecimiento para quienes logran identificar tendencias emergentes y nichos resilientes.