Cada año, miles de compradores enfrentan problemas con inmobiliarias. Conoce los motivos más frecuentes de denuncia y qué pasos seguir para proteger tu inversión.
Comprar un inmueble debería ser sinónimo de tranquilidad y satisfacción, pero en muchos casos se convierte en una fuente de frustración. De acuerdo con el Estudio de Satisfacción de Clientes 2024 elaborado por Best Place to Live®, el 60% de los compradores no recomendaría a la inmobiliaria que les vendió su departamento. ¿La razón? No siempre es el producto en sí, sino la experiencia vivida durante el proceso, según Cinthia Pasache, gerente comercial de Best Place to Live®.
Este descontento muchas veces se origina en la falta de acompañamiento y comunicación efectiva por parte de las empresas, lo que genera incertidumbre en cada etapa: desde la firma del contrato hasta la entrega del inmueble. En un contexto donde adquirir una vivienda representa una de las decisiones financieras más importantes en la vida de una persona, la confianza y la transparencia se vuelven factores determinantes.
Según Cinthia Pasache, gerente comercial de Best Place to Live y especialista inmobiliaria, estas son tres de las situaciones que más reclamos generan por parte de los compradores de inmuebles:
- Defectos en los acabados: Uno de los principales motivos de queja son las fallas visibles en la vivienda entregada, como enchapes mal colocados, mayólicas despegadas o acabados que no coinciden con lo prometido en la publicidad o la memoria descriptiva del proyecto.
- Demoras en la entrega del inmueble: Los retrasos sin justificación o con poca comunicación previa generan molestias y complicaciones para los compradores, que muchas veces ya han organizado su mudanza, vendido otra propiedad o planificado un desembolso.
- Acompañamiento limitado en el proceso de financiamiento: En algunas situaciones, los compradores adquieren una unidad en preventa, pero con el tiempo enfrentan dificultades para acceder al crédito hipotecario. Ante este escenario, en lugar de brindar alternativas o acompañar al cliente en la búsqueda de una solución, algunas inmobiliarias optan por resolver el contrato, lo que en ciertos casos puede implicar la pérdida parcial o total del monto entregado como adelanto.
«Hoy, más que nunca, los compradores valoran no solo el producto final, sino todo el proceso. Desde la primera visita hasta la postventa, cada interacción cuenta para construir confianza y satisfacción. Por eso es fundamental que las inmobiliarias revisen sus procesos y prioricen la transparencia y el acompañamiento al cliente», señala Cinthia Pasache.
¿Cómo evitar caer en estas situaciones?
Cinthia Pasache nos recomienda tomar en cuenta los siguientes puntos antes de firmar cualquier contrato:
- Investiga la trayectoria de la inmobiliaria. Puedes revisar plataformas oficiales como la Central de Información de Promotores Inmobiliarios o Mira a Quién le Compras, donde se muestra si la empresa ha cumplido con otros proyectos. Esto te permitirá anticiparse a posibles incumplimientos contractuales.
- Solicita todos los documentos clave. Asegúrate de contar con la partida registral del inmueble, planos actualizados y las licencias correspondientes de habilitación urbana y edificación. Esta documentación certifica que el proyecto cuenta con respaldo legal y técnico.
- Lee con atención el contrato de compraventa. Este debe estar escrito en un lenguaje comprensible e incluir todos los aspectos relevantes: precio, forma de pago, fechas de entrega y cláusulas ante posibles incumplimientos. Un contrato bien detallado evita futuros conflictos.
- Usa herramientas de inspección contractual. Existen plataformas y especialistas que ofrecen revisión técnica y legal de contratos inmobiliarios antes de firmarlos. Esta revisión preventiva permite detectar aspectos que podrían generar ambigüedades, compromisos poco definidos o condiciones que, sin ser la intención inicial, podrían dar lugar a malentendidos o dificultades en el futuro.
- Busca inmobiliarias con certificaciones y reconocimientos: Por ejemplo Best Place to Live. Su certificación se basa en la opinión de clientes reales que, pasados los 6 meses de recibida la vivienda, evalúan exhaustivamente todo su recorrido de compra midiendo el nivel de satisfacción con el producto y servicio recibido.
El sector inmobiliario ha crecido en los últimos años, pero aún existen brechas en la calidad del servicio. Reducir las causas de la denuncia beneficia a los consumidores y también fortalece la reputación de la industria.
