La guerra arancelaria impulsada por EE.UU. ha reactivado temores históricos de recesión, exacerbados por una FED presionada políticamente.
La jornada financiera global inicia marcada por una tensión creciente entre política monetaria, incertidumbre comercial y presión geopolítica, en medio de una semana crítica para las bolsas, con una alta concentración de reportes corporativos, decisiones políticas y eventos macroeconómicos. La atención de los inversores está centrada en Estados Unidos, donde las fricciones arancelarias están alterando la hoja de ruta de la Reserva Federal, mientras el escenario político se enrarece con amenazas explícitas contra la autoridad monetaria y temores de recesión. A nivel global, los bancos centrales en Asia y Europa comienzan a evaluar los riesgos sistémicos de esta guerra comercial, mientras los mercados reaccionan con extrema sensibilidad a cada titular.
En Estados Unidos, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha reconocido públicamente la creciente tensión entre los objetivos duales del banco central ante el nuevo entorno de aranceles. En palabras de Powell, «podríamos encontrarnos en un escenario difícil en el que nuestros objetivos de doble mandato entren en tensión», destacando que los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump podrían inducir simultáneamente un aumento en la inflación y una desaceleración del crecimiento. Particularmente, mencionó las interrupciones en la cadena de suministro global, especialmente en el sector automotriz, como un canal directo para una presión inflacionaria prolongada. Ante este panorama, Powell subrayó que la Fed «esperará mayor claridad» antes de proceder con cualquier ajuste en las tasas de interés.
La reacción del mandatario estadounidense no se hizo esperar. Trump ha arremetido con dureza contra Powell, insinuando de forma directa su destitución. En una serie de mensajes en redes sociales, afirmó que «el despido de Powell es inminente», intensificando así el conflicto institucional. Informes cercanos a la administración confirman que Trump ha discutido en privado durante meses la posibilidad de reemplazar al presidente de la Fed, con el exgobernador Kevin Warsh perfilado como su potencial sucesor. Las repercusiones de este enfrentamiento se dejaron sentir de inmediato en los mercados: el índice DXY del dólar estadounidense registró una brecha bajista significativa durante la sesión asiática del lunes. El euro superó los 1.1450 dólares, el yen alcanzó máximos desde septiembre y el dólar cayó frente a sus principales pares, generando un panorama técnico desfavorable para los alcistas del billete verde.
Las advertencias no provienen solo del presidente de la Fed. El presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, Austan Goolsbee, también advirtió que los datos económicos recientes, aunque sólidos, podrían estar distorsionados por «compras preventivas» por parte de las empresas, que buscan adelantarse al impacto de los aranceles. Según Goolsbee, esta acumulación podría durar entre 60 y 90 días, generando un pico artificial de actividad que, posteriormente, se desplomaría hacia el verano.
Goldman Sachs ha profundizado el análisis, alertando que los aranceles, si bien elevan la inflación inicialmente, eventualmente resultan en deflación al contraer la demanda. El economista jefe Jan Hatzius reiteró que la deflación siempre precede a la recesión, respaldando sus afirmaciones con datos históricos, incluida la curva de rendimiento de 2019, que ya sugería recesión antes de la pandemia. La firma prevé un escenario base de tres recortes consecutivos de 25 puntos básicos por parte del FOMC a partir de junio, pero si se materializa una recesión, podrían implementarse recortes de hasta 200 puntos básicos en el próximo año.
La visión más alarmante fue presentada por Torsten Slok, quien propuso el concepto de una “Recesión Voluntaria de Reinicio Comercial” (VTRR), señalando que los aranceles extremos impuestos de manera abrupta afectarán gravemente a las pequeñas empresas, que representan más del 80 % del empleo y gasto de capital en Estados Unidos. Según Slok, muchas de estas compañías no tienen el capital de trabajo necesario para afrontar los nuevos impuestos, lo que resultará en barcos varados, cancelación masiva de pedidos, y quiebras de negocios familiares.
Mientras tanto, en el frente corporativo, el 30 % del S&P 500 por peso reportará resultados esta semana, incluyendo 29 compañías con capitalización superior a los $100 mil millones. Se anticipa alta sensibilidad del mercado, especialmente tras el comienzo de la temporada de recompra de acciones, reactivada tras el cierre del periodo impositivo, lo que debería inducir flujos positivos de fondos hacia el equity.
A nivel internacional, persisten tensiones con China, que ha advertido que tomará represalias contra cualquier país que colabore con EE.UU. en iniciativas que afecten los intereses de Pekín. Según el Ministerio de Comercio Chino, la política exterior de presión arancelaria de la Casa Blanca busca no solo reposicionar a Estados Unidos comercialmente, sino también forzar alineamientos geopolíticos. Pekín ha dejado claro que responderá con medidas proporcionales si se vulneran sus intereses. En paralelo, el Banco Popular de China ha decidido mantener sin cambios las tasas preferenciales de préstamos (LPR), en 3,10 % a un año y 3,60 % a cinco años, en línea con las expectativas, en una señal de cautela monetaria ante las crecientes presiones externas.
Desde Europa, el economista del Banco Central Europeo, Martins Kazaks, ha expresado preocupación por los riesgos adicionales que genera la guerra arancelaria. El BCE, que ya enfrenta un entorno inflacionario volátil y signos de desaceleración industrial en países clave como Alemania, observa con inquietud cómo las tensiones globales podrían socavar su estrategia gradual de normalización. El impacto en los índices bursátiles europeos será evaluado a lo largo del día con la apertura de los mercados y el análisis técnico de los índices DAX, STOXX50, FTSE, CAC40 e IBEX35.
En Japón, el Banco Central también está reconsiderando su previsión de precios, evaluando recortes en su informe de perspectivas ante la creciente posibilidad de que los aranceles externos alteren el equilibrio de precios interno. Esto podría suponer un nuevo aplazamiento en el cumplimiento del objetivo de inflación de la entidad, prolongando la política ultra expansiva en el país.
En materia geopolítica, el Kremlin ha emitido una declaración en la que afirma que el presidente Vladimir Putin está abierto a encontrar una solución pacífica al conflicto con Ucrania. La noticia representa un raro momento de distensión en medio de un panorama global convulso, aunque por ahora no hay indicios concretos de negociaciones activas o propuestas formales.
Finalmente, un evento de gran impacto simbólico ha sacudido al mundo. El papa Francisco ha fallecido esta mañana a las 7:35 (hora local), según confirmó el cardenal Kevin Joseph Farrel. Este hecho marca un profundo momento de transición en la Iglesia Católica, cuyas implicaciones políticas y sociales podrían sentirse de forma indirecta también en los mercados, especialmente en Europa y América Latina.
Los mercados financieros enfrentan una encrucijada altamente compleja, caracterizada por la interacción simultánea de shocks políticos, desequilibrios macroeconómicos, tensiones comerciales y riesgo institucional. La guerra arancelaria impulsada por EE.UU. ha reactivado temores históricos de recesión, exacerbados por una FED presionada políticamente y un escenario internacional cada vez más fragmentado. La posibilidad de una deflación inducida por contracción de la demanda se convierte en un eje de análisis crucial para los próximos meses, mientras el mercado comienza a descontar con más fuerza recortes de tasas agresivos. A corto plazo, la volatilidad será protagonista, alimentada por declaraciones políticas disruptivas, eventos geopolíticos y resultados corporativos en un entorno de liquidez restringida. Si las amenazas de destitución a Powell se materializan, podríamos ver un episodio de dislocación institucional de consecuencias severas para la estabilidad de los activos en EE.UU. En este contexto, los inversionistas institucionales deberán priorizar estrategias defensivas, cobertura cambiaria y una asignación táctica basada en fundamentales resilientes. Las próximas semanas serán críticas para determinar si el sistema financiero global entra en una nueva fase de ruptura o logra reacomodarse en torno a nuevos ejes de poder económico y comercial.