Mercados en alerta por tensiones globales y señales técnicas en Wall Street

En el plano de las relaciones exteriores, Estados Unidos y China mostraron señales mixtas.

En un entorno de creciente incertidumbre geopolítica y comercial, los mercados financieros internacionales atraviesan un momento de alta sensibilidad, marcado por movimientos técnicos históricos, renovadas tensiones comerciales, y un reacomodamiento de expectativas macroeconómicas tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia. Los inversores se ven enfrentados a señales mixtas que van desde fuertes impulsos técnicos alcistas hasta renovadas amenazas inflacionarias y perturbaciones en las cadenas de suministro global. A continuación, se presenta un repaso exhaustivo de los acontecimientos más relevantes que configuran el actual panorama financiero internacional.

En Estados Unidos, las declaraciones del presidente Donald Trump marcaron el pulso geopolítico al referirse a su reciente reunión con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, calificándola de positiva, pero expresando su profunda decepción ante los recientes bombardeos rusos tras las discusiones. Trump enfatizó su deseo de que el presidente Vladimir Putin “deje de disparar, se siente y firme un acuerdo”, en una clara manifestación de presión diplomática directa. Además, Trump abordó temas comerciales con declaraciones contundentes, afirmando que no se eliminarán los aranceles a China a menos que obtengan concesiones significativas, señalando que “abrir China sería una gran victoria”, al tiempo que reafirmó su disposición a ser “razonable” respecto a la política arancelaria, indicando que los mercados “se están ajustando” a ella. En el plano energético, Baker Hughes reportó un incremento en el número de plataformas petrolíferas en Estados Unidos, con 483 unidades activas frente a las 481 de la semana anterior, mientras que el recuento total de yacimientos activos subió de 585 a 587.

En el ámbito regulatorio, el presidente de la SEC reconoció que la agencia había fomentado previamente incertidumbre en torno al sector de las criptomonedas, un reconocimiento que podría abrir la puerta a futuras reformas regulatorias en este espacio. En el frente económico, la previsión del PIB de la Fed de Nueva York para el primer trimestre se ajustó al alza a 2,63% desde un 2,58% previo, reflejando un crecimiento moderado pero consistente. En términos de percepción de mercado, el Índice de Miedo y Codicia se ubicó en 34/100, indicando un claro sentimiento de miedo entre los inversores.

El consumidor estadounidense, medido a través de la Universidad de Michigan, mostró mejoras relativas: la confianza del consumidor para abril ascendió a 52,2, superando la previsión de 50,8, aunque aún por debajo del 57,0 registrado previamente. Las condiciones actuales se situaron en 59,8 frente a un pronóstico de 56,5, mientras que las expectativas del consumidor se ubicaron en 47,3, apenas por encima del 47,2 esperado. Sin embargo, las expectativas de inflación a corto plazo aumentaron hasta el 6,5%, aunque a cinco años permanecieron estables en 4,4%, mostrando persistentes preocupaciones inflacionarias.

En el sector corporativo estadounidense, Google se prepara para enfrentar en septiembre un segundo juicio por presuntas prácticas restrictivas de la competencia, lo que aumenta la presión legal sobre el gigante tecnológico. Por su parte, Shein, la plataforma de moda rápida, incrementó sus precios en EE.UU. hasta un 377% en respuesta al aumento de aranceles, reflejando cómo las tensiones comerciales afectan directamente al consumidor final. En la industria tecnológica, Huawei presentó un nuevo chip de inteligencia artificial diseñado para competir directamente con Nvidia, intensificando la carrera tecnológica global.

A nivel técnico, un acontecimiento altamente relevante se produjo en la Bolsa de Nueva York con la activación del indicador NYSE SuperZweig, solo la octava vez en la historia que sucede. Históricamente, cada vez que esta señal se activó, el S&P 500 entregó retornos de al menos 20% un año después. Sin embargo, se advierte que en los cuatro meses posteriores a la activación se han producido caídas considerables, como el -9,14% en octubre de 2015 o el -7,34% en julio de 1962. Esta señal, junto con seis días recientes en los que más del 70% de las acciones avanzaron, es un fuerte argumento técnico en contra de la existencia de un mercado bajista estructural.

En el plano de las relaciones exteriores, Estados Unidos y China mostraron señales mixtas. Por un lado, altos funcionarios de ambos países mantienen contactos, aunque desde Beijing se afirmó que no ha habido llamadas recientes ni negociaciones comerciales activas. Además, China anunció la mayor cancelación de pedidos de carne de cerdo estadounidense desde 2020, afectando 12.000 toneladas, bajo la presión de un arancel del 172%, medida que intensifica la guerra comercial y plantea riesgos de shock de oferta para la economía estadounidense, tal como advirtió Bloomberg.

Desde Europa, el Banco Central Europeo se mantiene cauteloso. El gobernador Simkus afirmó que podrían realizarse dos recortes adicionales de tasas debido al impacto del comercio en la economía, mientras que Villeroy comentó sobre la gran incertidumbre económica actual, señalando que las políticas proteccionistas de EE.UU. no están funcionando. Christine Lagarde, presidenta del BCE, declaró que se espera una disminución gradual de la inflación mundial, pero advirtió que los riesgos a la baja para el crecimiento económico han aumentado, aunque el mercado laboral de la eurozona muestra resiliencia. Las expectativas oficiales del BCE apuntan a que la inflación convergerá hacia el objetivo del 2% en el mediano plazo.

El Banco de Inglaterra, representado por Greene, también emitió advertencias. Greene expresó preocupaciones respecto a una brecha de producción que podría ayudar a la inflación a volver al objetivo, mencionando que los recientes cambios presupuestarios del gobierno británico podrían tener efectos imprevistos sobre la demanda y la oferta. Además, señaló que es demasiado pronto para anticipar los efectos de los aranceles estadounidenses y que existe un riesgo desinflacionario asociado a la restricción de la oferta.

En Asia, las tensiones comerciales y políticas también marcaron la agenda. El presidente chino Xi Jinping realizará una visita estratégica al centro financiero de Shanghái esta semana, un gesto que podría anticipar anuncios relevantes para los mercados. El ministro de Finanzas de China, Lan Foan, enfatizó que el gigante asiático “adoptará políticas macroeconómicas más proactivas” para alcanzar su objetivo de crecimiento anual y sostener la estabilidad global. Adicionalmente, China anunció planes para estabilizar el empleo y reforzar el crecimiento interno. El gobernador Pan del Banco Popular de China reiteró el compromiso de usar herramientas de política monetaria, como recortes de tasas o del coeficiente de reservas (RRR), para contrarrestar los efectos externos, reafirmando que el tipo de cambio del yuan se mantendrá básicamente estable.

Mientras tanto, Asia lidera la carrera para lograr acuerdos provisionales que eviten la imposición de nuevos aranceles estadounidenses, en un esfuerzo por mitigar los riesgos de desaceleración comercial. En cuanto a las relaciones bilaterales, Trump reafirmó que habló recientemente con el presidente Xi y manifestó avances en las negociaciones con Japón, declarando optimismo sobre la firma de múltiples acuerdos comerciales.

Finalmente, en el ámbito de seguridad internacional, Trump expresó confianza respecto a la situación con Irán, mencionando la posibilidad de un acuerdo interino, y reiteró que en Ucrania no serían necesarias tropas estadounidenses en tierra, postura con la que el presidente Zelenskyy se mostró de acuerdo, aunque enfatizó que la recuperación de Crimea por la fuerza no es viable.

El escenario actual combina señales de fuerte impulso técnico, representadas por la activación histórica del SuperZweig, con un trasfondo macroeconómico y geopolítico profundamente desafiante. Si bien los antecedentes técnicos del SuperZweig apuntan a potenciales retornos robustos en el mediano plazo para el S&P 500, el riesgo de alta volatilidad en los próximos meses es considerable, alimentado por la persistente incertidumbre comercial entre EE.UU. y China, las presiones inflacionarias asociadas a nuevas tarifas y la vulnerabilidad económica tanto en Europa como en Asia. La resiliencia del consumidor estadounidense y las posturas acomodaticias de bancos centrales como el BCE y el Banco Popular de China proporcionan cierto soporte de fondo. No obstante, el riesgo geopolítico —especialmente en torno a Rusia, Ucrania e Irán—, la posible disrupción de cadenas de suministro y la prolongación de políticas proteccionistas son factores que exigen cautela. Para el futuro inmediato, proyectos de inversión bien diversificados y estrategias defensivas orientadas a activos de calidad superior y sectores menos expuestos a tensiones comerciales parecen ser la vía más prudente, a la espera de una mayor claridad en la evolución macroeconómica y política global.