Por Juan Pablo Hadwa, director comercial de Logisfashion Chile
En los últimos años, el sector logístico en Chile ha enfrentado importantes desafíos económicos que han impactado directamente en la estructura de costos operacionales. Uno de los aspectos más relevantes ha sido el incremento sostenido de los gastos comunes, especialmente en lo relacionado con la seguridad, un fenómeno que merece un análisis detallado para comprender sus causas y proyecciones futuras.
Según cifras de la industria, los gastos comunes han registrado un aumento cercano al 30% desde 2019 hasta la fecha. Esta tendencia al alza ha provocado que actualmente estos costos representen entre un 10% y un 16% del canon de arriendo, sin considerar los servicios básicos como electricidad y agua, los cuales también han experimentado alzas significativas en sus tarifas.
Al analizar detenidamente esta situación, resulta evidente que el elemento más determinante en este incremento ha sido, sin duda, el costo asociado a la seguridad. Si antes de la pandemia la seguridad representaba entre un 25% y 30% del total de gastos comunes, hoy esta proporción ha escalado hasta situarse entre un 35% y 40%. Este cambio refleja una necesaria priorización de los aspectos de protección en las operaciones logísticas frente a un escenario de creciente inseguridad en el país.
Cabe preguntarse entonces: ¿qué ha provocado este aumento en los costos de seguridad? Principalmente, el incremento en robos organizados a centros logísticos y de mercadería en tránsito, así como la mayor sofisticación de las bandas delictuales, que ahora se enfocan en productos de alto valor como electrónica y farmacéuticos. Esta compleja realidad ha obligado a la industria a reforzar sus sistemas de protección mediante mayores dotaciones de guardias más especializados, implementación de tecnologías de vigilancia avanzadas, y la contratación de seguros con primas más elevadas.
No obstante, sería un error atribuir el alza de los gastos comunes únicamente al factor seguridad. Más allá de este aspecto, otros elementos han contribuido significativamente al incremento en el sector. La inflación acumulada en este período ha sido un componente transversal, afectando desde los costos de mantención hasta los salarios del personal. Asimismo, la implementación de nuevas tecnologías y protocolos sanitarios tras la pandemia ha requerido inversiones adicionales que se han trasladado inevitablemente a estos gastos.
Particularmente notable ha sido el aumento en los costos energéticos, que ha jugado un papel determinante en esta ecuación, afectando directamente a un sector intensivo en consumo eléctrico como el logístico. La necesidad de mantener operaciones continuas en centros de distribución cada vez más automatizados implica un consumo energético considerable, que se ha visto presionado por el alza sostenida de las tarifas, creando así un efecto multiplicador en la estructura general de costos.
Ante este panorama complejo, cabe preguntarse por las perspectivas futuras. Mirando hacia el mediano plazo, proyectamos que estos costos continuarán incrementándose, aunque a un ritmo más moderado, estimado entre un 5% y 8% anual durante los próximos 2-3 años. Esta tendencia estará impulsada principalmente por la continua profesionalización de los servicios de seguridad y la necesidad de actualización tecnológica constante que exige el sector para mantenerse competitivo en un entorno cada vez más desafiante.
Sin embargo, no todo el horizonte es sombrío. Existe la expectativa fundamentada de que la mayor eficiencia de los nuevos sistemas termine por estabilizar los costos hacia 2027-2028, especialmente si mejoran las condiciones generales de seguridad en el país, que es algo que toda la industria anhela y por lo que trabaja activamente en colaboración con autoridades y otros actores relevantes del ecosistema logístico nacional.
En este contexto de transformación constante, el verdadero desafío para la industria logística no radica simplemente en absorber o trasladar estos costos adicionales, sino en reconfigurar completamente la ecuación de valor para los clientes. La realidad es contundente: en un entorno de creciente incertidumbre, lo que las empresas demandan de sus socios logísticos no es solo precio competitivo, sino principalmente certeza operacional.
Debemos estar cada vez más cerca de los clientes con una oferta que combine seguridad efectiva sin que esto signifique necesariamente precios más altos. En cambio, podemos entregar mayor certidumbre en medio de un panorama marcado por la volatilidad y el riesgo. Esto implica desarrollar soluciones personalizadas, aprovechar sinergias operacionales y, sobre todo, construir relaciones de confianza basadas en la transparencia y el compromiso mutuo.
La propuesta de valor debe ir más allá de la simple custodia de productos. Quienes operamos en este sector debemos posicionarnos como socios estratégicos que garanticen no solo la seguridad física de los productos, sino también la tranquilidad operacional que permite a nuestros clientes enfocarse en su negocio central. Este enfoque integral de servicio, combinado con la innovación tecnológica y la eficiencia operativa, nos permitirá navegar juntos por estos tiempos desafiantes sin comprometer la competitividad ni la calidad del servicio.