Por Andrés Leiva, CEO y Cofundador Videsk
Un impacto sin precedentes, con avances tecnológicos que crecen a pasos agigantados es lo que ha generado la cuarta revolución industrial o Industria 4.0. La suma del rápido progreso de la tecnología y la alta capacidad que tienen las interacciones digitales a la hora de almacenar información y optimizar modelos operativos en las diferentes áreas de negocio, han dado como resultado que sea un aporte notable a la hora de configurar modelos innovadores que fusionan el análisis de datos y la robótica avanzada.
Vivimos en una época donde las fronteras entre algunas industrias se han ido difuminado en respuesta a la aplicación de la tecnología en diversos ámbitos del desarrollo humano, considerando que hoy las personas son fieles usuarios de ella, a través de una variada red interconectada que abarca los más diversos aspectos de la vida cotidiana que van desde la telefonía hasta de movilidad.
Es así, como la palabra adaptación empieza a tomar relevancia en esta revolución 4.0, que tiene a la transformación digital como protagonista, en que las empresas también están inmersas en ella y se enfrentan al desafío de poder anticiparse y aceptar que la innovación es la clave del éxito, dada la rápida evolución tecnológica, que está redefiniendo nuestra manera de vivir y trabajar.
Nuevos puestos de trabajo, cambio de roles, actualización de destrezas y competencias son necesarias para alcanzar el éxito en un mundo que está en constante evolución y presentan un gran desafío para aquellas empresas que buscan seguir existiendo y mantenerse competitivas.
En las organizaciones esta adaptación se traduce en la capacidad de reconfigurar tanto modelos de negocios como procesos operativos y así aumentar la eficiencia, la productividad y la calidad de sus productos o servicios.
En este mundo cambiante, la adaptación no es una opción, es una necesidad para el futuro empresarial. Las empresas exitosas no son quienes abrazan la transformación digital, sino aquellas que fomentan la colaboración, la creatividad y la toma de decisiones ágiles, donde la flexibilidad y la innovación son fundamentales para anticiparse a nuevas tendencias.
Sin lugar a duda, las empresas y sociedades que sobrevivan este nuevo paradigma alcanzarán el éxito y serán líderes de las futuras revoluciones, siempre que conciban la adaptación como el principal catalizador que impulsa el progreso y la evolución constante.