Arquitectura sostenible: ¿puede el diseño salvarnos del cambio climático?

La formación de futuros arquitectos con enfoque sostenible cobra mayor relevancia, siendo importante que puedan llevar la teoría a la práctica fuera de las aulas.

En un escenario donde el cambio climático acelera su impacto, la arquitectura juega un papel fundamental para enfrentar la crisis, posicionándose como una disciplina estratégica para mitigar los efectos del calentamiento global. Desde edificaciones que generan su propia energía, hasta materiales innovadores que reducen la huella de carbono, el diseño arquitectónico está evolucionando para responder a la urgencia ambiental.

En esa línea, los arquitectos vienen implementando diversas estrategias que van más allá de la simple construcción: la sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad. A continuación, Cristina Dreifuss, decana de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Privada del Norte (UPN), comparte las siguientes claves de la arquitectura sostenible frente a la lucha contra el cambio climático:

  1. Conciencia ambiental: los espacios urbanos deben concebirse desde un enfoque integral en el que el diseño, el uso de vegetación nativa abundante, las consideraciones de transporte público integrado, ecológico y eficiente, son parte de la solución. No se trata de construcciones aisladas, sino de comprender la importancia de que cada aspecto conviva de manera armónica.
  2. Soluciones sostenibles: se refleja en la búsqueda de la arquitectura contemporánea por incorporar energías renovables en entornos urbanos. Esto se materializa mediante la instalación de paneles solares en fachadas y cubiertas, el diseño de edificios con capacidad de autogeneración energética y la implementación de arquitectura bioclimática que aproveche naturalmente la energía solar y eólica.
  3. Materiales accesibles y eficientes: para implementar dichas estrategias, es importante utilizar los materiales adecuados. Entre ellos, destaca el adobe tecnológicamente mejorado, el bambú tratado, la piedra local y maderas certificadas, las cuales representan opciones viables que combinan sostenibilidad y eficiencia climática. Además, también existen materiales emergentes que vienen transformando la industria, como ladrillos fabricados con plástico reciclado; o avances tecnológicos para construcciones con aislamiento inteligente, como los cristales termocrómicos, que regulan la temperatura según la radiación solar.
  4. Formación de futuros profesionales: actualmente las universidades vienen respondiendo a estos desafíos mediante la transformación de los programas de arquitectura, incorporando la sostenibilidad en la malla curricular, desarrollando prácticas con enfoque en resiliencia climática, y estableciendo conexiones con comunidades vulnerables con la finalidad de fomentar la investigación en arquitectura adaptativa y promover la cooperación internacional en estudios climáticos.

«La arquitectura no solo debe responder a las necesidades estéticas y funcionales, sino que también tiene la responsabilidad de diseñar con conciencia ambiental. Esto implica crear edificios que sean energéticamente eficientes, utilizando sistemas pasivos de climatización que minimicen el consumo energético; diseñar infraestructuras resilientes capaces de adaptarse a condiciones climáticas cambiantes y generar espacios que integren principios de sostenibilidad desde su concepción inicial.», advierte Cristina Dreifuss, decana de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Privada del Norte (UPN).

En ese sentido, la formación de futuros arquitectos con enfoque sostenible cobra mayor relevancia, siendo importante que puedan llevar la teoría a la práctica fuera de las aulas. Por ejemplo, Espacios A+ de la UPN es una iniciativa de responsabilidad social que diseña y ejecuta propuestas para la recuperación de espacios en estado de abandono o que carecen de un entorno adecuado para realizar actividades en diversas comunidades, como también en instituciones educativas.

“Iniciativas como estas permiten a los estudiantes aplicar estos principios en proyectos reales, mientras benefician a comunidades vulnerables. Solo el año pasado, esta iniciativa logró beneficiar a más de 5,200 personas en diversas zonas de Lima, Trujillo y Cajamarca. El desafío ahora es trasladar estas experiencias a una mayor escala y hacer de la arquitectura una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático.”, concluyó Dreifuss.