- Las ciudades de Puno y Chiclayo registraron el mayor número de personas que dejaron de participar en el mercado laboral.
De acuerdo con la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN), se registró que 156,000 personas menos trabajaron durante el 2023. Ello representó una caída de 0.9% de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada con respecto a lo visto en el 2022. Así sucedió en un contexto afectado por factores locales –como las protestas de inicios de año, fenómenos climáticos y la caída de 7.2% de la inversión privada– que ocasionaron un retroceso de 0,55% en la economía nacional.
“El 2023 representó un desafío significativo para la economía porque el país experimentó una recesión. Además, la incertidumbre afectó al sector empresarial generando un menor nivel de confianza no solo para invertir, sino también para la contratación de personas”, explicó Oswaldo Molina, director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
La PEA ocupada agrupa a personas, de 14 años en adelante, que actualmente están trabajando –como asalariados, independientes y practicantes– y reciben una remuneración. En específico, las cifras por género y edad registraron que hay aproximadamente 230,000 jóvenes menos que estuvieron trabajando durante el 2023, al igual que 82,000 mujeres menos.
“En este contexto, necesitamos promover más inversión, que permita la creación de más puestos de trabajo en todo el país. Específicamente, para grupos más vulnerables como los jóvenes, requerimos medidas que incentiven su contratación, además de una reforma en la educación superior que les permita responder a los desafíos del mercado laboral actual”, comentó Molina.
Al comparar el 2022 con el 2023, las ciudades que registraron una mayor caída en la PEA ocupada fueron Puno con -9.5% (-6,900 personas), Chiclayo con -5.8% (-17,100 personas) y Arequipa -5.1% (-26,000 personas). En contraste, en el último año, Lima Metropolitana y Callao registraron un aumento de PEA ocupada de 197,600 personas (3.9%). Del mismo modo, Trujillo experimentó una subida del 3.9% equivalente a 19,400 personas y Tumbes presentó un alza ocupacional de 2.8%, traducido en 1,900 trabajadores.
Ingresos reales no se recuperan
En Lima Metropolitana, el ingreso nominal promedio –aquel que recibimos por nuestro trabajo– se ha incrementado en 10,7% con respecto al periodo prepandemia. Así, este pasó de S/1,790.5 en febrero de 2020 a S/1,982.3 en febrero de 2024.
Sin embargo, pese a los esfuerzos del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), la inflación acumulada de 22% que se ha registrado en los últimos cuatro años ha impactado en nuestro poder adquisitivo. De hecho, el ingreso real –que refleja la cantidad de bienes y servicios que podemos adquirir– se encuentra por debajo del periodo prepandemia. A febrero de 2024, este se encontraba un 9,2% por debajo de lo observado en el periodo prepandemia (febrero de 2020). Ello significa que, pese a que el ingreso de los trabajadores es más alto, este alcanza para comprar menos.
“La inflación interanual cada vez se encuentra más cerca al rango meta de 1 y 3%, establecido por el BCRP, y se espera que esté dentro de este límite en los próximos meses. Ello permitirá que los ingresos reales puedan ir recuperándose de forma progresiva y las familias, sobre todo las más vulnerables, no pierdan poder adquisitivo. Hay que considerar, además, que las expectativas empresariales de contratación en el largo plazo son más favorables ahora”, concluyó Molina.