Chancay: Más que un puerto, un clúster

Por Antero Flores-Araoz

El nuevo puerto de Chancay, recientemente inaugurado en su primera etapa, ya es uno de los principales puertos de nuestro hemisferio, pudiendo recibir a navíos de gran calado y transportar un enorme número de contenedores, nunca antes visto en nuestro país.

También el citado puerto tiene el privilegio de estar en el centro de nuestro litoral, que además es el centro del de América del Sur, pero adicionalmente es el correlato latinoamericano de Shanghái, creándose la ruta directa y más corta de Chancay-Shanghái, la que puede beneficiar el comercio exterior entre nuestro país y el sudeste asiático, sino también facilitar dicho comercio para Colombia, Brasil y Bolivia, entre otros, con el sistema de transporte multimodal.

Junto al desarrollo portuario de Chancay, ésa circunscripción convertirla en un hub o clúster empresarial, incluyendo la actividad logística, lo que demandará la planificación urbana de la zona, pero además para hacerla atractiva a la inversión extranjera, incluyendo las de las nacionalidades de los usuarios de dicho puerto.

Evidentemente los tres temas que tienen interés relevante para generar nuevas inversiones en la zona son el tributario, el laboral y el de la infraestructura.

El tema tributario es fácil de resolver, legislando sobre las Zonas Económicas Especiales y determinar que Chancay lo es, pues a tenor de lo dispuesto en el artículo 79 de la Constitución, “por ley expresa, aprobada por dos tercios de los congresistas, puede establecerse selectiva y temporalmente un tratamiento especial para una determinada zona de país”.  Ese precepto constitucional es la excepción a la regla de la igualdad tributaria, precisando que  con la amplia exoneración tributaria, que puede empezar en tributación cero y periódicamente irla aumentando hasta llegar a la uniformidad, hará que Chancay y alrededores se desarrollen, haya trabajo y bienestar para los pobladores de la zona, en una relación “gana/gana”.

Téngase presente que los tratamientos tributarios extraordinarios y promocionales no pueden ser eternos ni generales, pues si nadie paga sus tributos, impuestos y contribuciones, simplemente el Estado no tendrá ingresos y como consecuencia no podrá cumplir con sus obligaciones de seguridad, defensa, infraestructura y muchas más. Por ello es que el Estado tiene que ser muy selectivo para la declaración de zonas económicas especiales y no pecar de generosos, sino estudiar cada caso concreto para dictar la correspondiente ley autoritativa.  El caso de Chancay es absolutamente singular pues la declaración de zona económica especial es el correspondiente complemento del puerto.

El tema laboral también requiere de especial tratamiento para hacerlo menos rígido en las zonas económicas especiales a las que nos referimos, sin olvidarnos que Chancay requerirá contar con un sistema de agua y alcantarillado moderno, electrificación y por supuesto vías de comunicación modernas y seguras, sin olvidar por cierto las facilidades de vivienda y otros servicios que necesitarán los trabajadores que muden a Chancay para laborar en las empresas que vayan a radicar allí.

El Estado tendrá que hacer lo indecible para permanentemente evaluar a las zonas económicas especiales, para ir paulatinamente reduciendo los beneficios que se les confieran, que como repetimos no pueden ser eternos y para que no se frustren expectativas como ya sucedió con la Ley de Selva 15600, que lamentablemente de poco sirvió al país.