Si se cumple el objetivo se pondría por encima de Indonesia y Rusia
Llamado «oro azul», el cobalto viene adquiriendo cada vez más importancia por su enorme valor, tanto económico como práctico. Si bien no es tan popular como el coltán, la realidad es que ambos resultan indispensables para la elaboración de buena parte de los dispositivos electrónicos que usamos a diario. Y eso, claro está, lo convierte en un recurso codiciado en la industria.
El cobalto es un metal ferromagnético, dotado de propiedades magnéticas similares a las del hierro y resistente al desgaste y la corrosión incluso bajo temperaturas elevadas. No es su única virtud. Asociado habitualmente a la extracción de cobre y níquel, soporta la tensión de una forma parecida a la del hierro y ofrece un abanico de aplicaciones que van del ramo sanitario a la fabricación de baterías, lo que le confiere una relevancia especial en plena transición hacia la movilidad eléctrica.
Sus reservas mundiales rondan los siete millones de toneladas, de las que alrededor de la mitad se localizan en la República Democrática del Congo. Su producción estimada en minas de cobalto en 2022 ascendió a 130.000 toneladas métricas, muy por encima de la segunda, tercera y cuarta nación de la lista, puestos que ocupaban Indonesia (10.000), Rusia (8.900) y Australia (5.900). El Congo representó más de dos tercios de la producción global. Hay estimaciones que elevan su producción de 2022 a 145.000 tn.
Y aquí entra en escena el vecino país de Chile, de acuerdo a Pilar Parada, directora del Centro de Biotecnología de Sistemas de UNAB, solo extrayendo el cobalto que está en los relaves, Chile podría desplazar a Indonesia convirtiéndose en el segundo productor mundial. Su foco se centra en las partículas de mineral arrastradas por el agua en las explotaciones mineras y que aún pueden aprovecharse.
Gracias a esos relaves Chile calcula que tiene potencial para producir cerca de 15.000 toneladas anuales de cobalto. Si se añadiese además la explotación primaria, directamente desde yacimientos de cobre y cobalto podría subir a 25.000 toneladas.