Ciberseguridad, historia y futuro

Por Néstor Strübe, gerente general ITQ latam

La historia de la ciberseguridad comienza cuando surge la necesidad de conectar equipamiento informático, en conjunto con el desarrollo de redes computacionales y módems, teniendo esto lugar entre las décadas de 1950 y 1960.

Es una historia que tiene dos grandes partes, siendo estas separadas por uno de los grandes hitos tecnológicos de nuestra era moderna: la entrada en operación de Internet, lo cual gesta el ciberespacio y, a su vez, a los ciberdelincuentes.

Ya con personas y empresas utilizando Internet en grandes volúmenes y de manera constante, el control del acceso a la información o datos en los sistemas, es un aspecto que toma cada vez mayor relevancia. Proteger esos datos es una preocupación creciente.

Una de las primeras medidas para proteger la data fue el procesamiento por períodos, que consistía en separar por parte las actividades y los usuarios sólo podían gestionar información en un tiempo acotado y establecido por los encargados de Ciberseguridad.

Iniciada la década del 70, se desarrollan programas informáticos que generan la capacidad para movilizarse a través de la red y, a su vez, surge el ANTIVIRUS, sistema que con rapidez evoluciona frente al desafío constante que los ciberdelincuentes plantean día a día.

Es por ese reto que, desde el 2000 en adelante, se observan señales claras de organización ciber criminal que respalda y está detrás de grandes ataques en el ciberespacio, siendo estos ejecutados por ciberdelincuentes muy preparados en conocimiento, hoy conocidos popularmente como HACKERS.

Es en este momento cuando, a nivel público y privado, se comienza a tomar conciencia y se desarrollan las primeras medidas más robustas contra la ciberdelincuencia.

Industria en crecimiento

En los últimos 15 años, la industria tecnológica ha reaccionado fuertemente y grandes organizaciones, en todo el mundo, hacen frente a la ciberdelincuencia, invirtiendo millones de dólares en investigación, desarrollo de hardware, software y preparación de profesionales expertos.

Hoy contamos, a nivel mundial, con acceso a programas de concientización, tecnología, procesos, grandes empresas y personas dedicadas 100% a proteger la integridad, confidencialidad y disponibilidad de la información que se maneja en el ciberespacio.

Así, podemos ver avanzadas soluciones de ciberseguridad con capacidad de proteger, entre otros, información en la nube, el perímetro virtual de una empresa con los renombrados firewalls y otras soluciones especializadas en cuidar el último punto de contacto, como lo pueden ser incluso nuestros computadores personales.

La ciberseguridad abarca un amplio espectro y en el presente vemos como la industria se ha especializado en los múltiples campos que esta tiene.

Desde 2021, la industria de la Ciberseguridad crece a una tasa y velocidad exponencial. Se proyecta que el tamaño mundial del mercado alcanzará los 345 mil millones de dólares en el 2026, lo que conlleva también importantes y grandes desafíos.

Los desafíos también aumentan

Hoy tenemos desafíos complejos que están siendo abordados, pero que requieren de mucha especialización. Así, el primer desafío es el déficit de profesionales. En Chile, por ejemplo, faltan más de 25 mil profesionales y esa cifra va en aumento.

Otro desafío es que debemos crear más organizaciones y agencias nacionales de Ciberseguridad, con énfasis en la protección de los datos personales.

Además, a nivel gubernamental, debe finalizarse y poner en ejecución la legislación que regule nuestro ciberespacio, incluyendo en esto la asignación de mayores presupuestos.

También debemos superar la falta de conciencia por parte del mundo empresarial en la simple evaluación de notar que es incomparable el impacto operacional y económico de una inversión adecuada en ciberseguridad versus la catástrofe que significa el ser ya una víctima consumada de ciberdelincuentes.

Para el presente y futuro de la ciberseguridad el llamado es a informarse acerca de lo que está ocurriendo en el ciberespacio, de las técnicas usadas, de los impactos negativos generados a las víctimas. Sin duda, hay mayor conciencia y se destinan cada vez más recursos y capacidades para combatir el cibercrimen. No se puede decaer en dichos esfuerzos, todo lo contrario.