Por Matías Maciel, CFO y Cofundador de Rextie, la casa de cambio online líder del Perú
Venimos de una semana en la que el precio del dólar estadounidense en Perú ha mostrado una leve tendencia a la baja. La anterior comenzó cerca de los S/3,80 y terminó apenas por debajo de los S/3,79. Incluso cuando extendemos el periodo de tiempo a inicios de año, la moneda nacional mantiene una estabilidad resaltante (dado que la última cotización del 2023 fue de S/3,807).
Mucho de esto tiene que ver con la solidez macroeconómica que ostenta el país desde hace varios años. Un superávit comercial en crecimiento, un nivel de Reservas Internacionales en poder del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) más que suficiente y un comportamiento fiscal responsable a lo largo de los años, ha transformado al Sol en una de las monedas más estables de la región.
Dicho lo anterior, recordemos que al mismo tiempo el país ha atravesado momentos de incertidumbre política o inestabilidad social (con renuncia de presidentes o incluso encarcelamientos. Pero son los fundamentos macroeconómicos que mencionamos en el párrafo anterior lo que hacen del Perú, una economía que puede “permitirse” episodios como esos, sin que el precio de la moneda muestre variaciones relevantes, al menos respecto a las observadas en otros países de la región en situaciones similares. La clave en este análisis es una oferta sostenida y sustentable de dólares en la economía. Una que, como sabemos, es casi bimonetaria hoy en día, dada la frecuencia y cotidianeidad del uso del dólar estadounidense por parte de las personas y empresas del país.
Tendencias a nivel local
En Perú, las últimas semanas hemos recibido noticias de un sector externo sólido y en crecimiento, así como una recuperación industrial incipiente (+2.7 % en septiembre, creciendo interanualmente por tercera vez consecutiva). Esto fue acompañado por una política prudente y eficiente del BCRP para manejar los tipos de interés, que se encuentran en el 5.0 % desde este mes.
Por el lado político, si bien las cosas se encuentran más calmadas que años atrás, no dejan de presentar incertidumbre, especialmente a medida que las elecciones se acercan y la cantidad de candidatos son tantas que dificulta cualquier análisis o pronóstico serio al respecto. Habrá que seguir de cerca cómo esto último puede comenzar o si llega a afectar la evolución de las otras variables. Pero para el cierre de este 2024 y con la información disponible, no vemos mayores cimbronazos que puedan perjudicar una evolución estable o hacia la baja para el tipo de cambio.
Tendencias a nivel internacional
Tenemos muchos frentes abiertos que generan incertidumbre o nerviosismo en los mercados. Partiendo por los Estados Unidos, principal mercado financiero a nivel internacional y determinante en gran medida del valor de su moneda, por supuesto. Allí tenemos un nuevo presidente, el cual ha hecho gala de su afán por fortalecer a su economía, junto con su moneda. Esto a partir de una política más proteccionista y centrada en robustecer el empresariado local esperando que eso “derrame” al resto de la población de manera indirecta y a lo largo del tiempo. Seguramente veremos un entorno más tenso en las relaciones con China y Europa.
Al mismo tiempo, en Europa hay un conflicto bélico que aún tiene mucha tela por cortar. El involucramiento de más naciones en el mismo (Corea del Norte y yemeníes enviando ya no solo armamento, sino también tropas), así como la reciente autorización de los países de la OTAN para que Ucrania pueda utilizar sus armas de largo alcance, le agregó una nueva escalada de tensión al conflicto. Creemos que no solo este, sino también el de Medio Oriente son variables demasiado importantes como para no tomarlas en cuenta en cualquier proyección del tipo de cambio, por lo que habrá que seguir muy de cerca lo que sucede en estas regiones y obrar a tiempo y, en consecuencia.