¿Cómo las marcas contribuyen a agilizar la toma de decisiones en las empresas?

  • La toma de decisiones en el ámbito empresarial se ha convertido en una de las artes más difíciles de dominar y, al mismo tiempo, de las más importantes.
  • LLYC preparó el informe ‘¿Sientas a la marca en la mesa? La importancia de la marca en la toma de decisiones’, donde se pone sobre la mesa cómo la marca puede agilizar la toma de decisiones y en qué momentos clave para las empresas la marca constituye un valor necesario.

¿Te has planteado alguna vez cuál es la relación que existe entre la toma de decisiones en un entorno cambiante para las empresas?, ¿no te ha sucedido que tienes que ejecutar algo de forma ágil, pero la toma de decisión ralentiza el proceso?

Seguro que estás sonriendo, porque a todos nos ha sucedido alguna vez, y es que, según McKinsey, solo el 20% de los líderes empresariales destaca por la efectividad en la toma de decisiones. Además, en una decisión hay, cada vez, más agentes involucrados. Y esto, sin duda, afecta a la marca.

Por este motivo, la consultora LLYC preparó el informe ‘¿Sientas a la marca en la mesa? La importancia de la marca en la toma de decisiones, donde se pone sobre la mesa cómo la marca puede agilizar la toma de decisiones y en qué momentos clave para las empresas la marca constituye un valor necesario.

Además, evalúa cuatro escenarios críticos en los que la marca debe formar parte de los órganos de decisión y representa un valor seguro:

  1. Cuando se producen cambios estructurales en una compañía.

Si tu compañía está planteando realizar operaciones como una fusión, una adquisición o un cambio de propiedad, es el momento de comenzar a trabajar cuanto antes en la fórmula marcaria óptima para representar mejor estos movimientos. Este ejercicio proactivo garantizará que se proteja el valor generado por la marca y, a su vez, que se lance el mensaje correcto tanto a los empleados, que vivirán el cambio intensamente, como al mercado, que será quien deposite su confianza en la decisión tomada o no.

  1. Cuando se producen cambios en el comprador.

En un informe de 2022, Ipsos introdujo el concepto de “tiempos líquidos”. Este se basa en la teoría del sociólogo Zygmunt Bauman, que describe una nueva forma de vida en la que el pensamiento, la planificación y la acción ya no nos benefician como lo hacían en el pasado. En este período de incertidumbre y cambio rápido, las actitudes de las personas y, en definitiva, de los consumidores evolucionan impulsadas por nuevas necesidades a las que debemos adaptarnos.

  1. Cuando el mercado está saturado.

El aumento de los competidores provoca una homogeneización no sólo de la oferta comercial,

sino también de los mensajes que se trasladan a los empleados y los clientes. Eso dificulta a las empresas encontrar nuevas formas de generar valor y, a los clientes, diferenciar las propuestas.

Tanto es así que, según el informe Meaningful Brands de 2021, el 75 % de las marcas existentes en el mundo podrían desaparecer y a los clientes les daría igual. Este dato plantea un desafío crucial para las empresas: la construcción consciente y constante de las marcas. La clave no solo radica en tener una marca, sino también en definirla y gestionarla a lo largo del tiempo.

  1. Cuando se necesita reforzar un alineamiento interno.

La marca y la cultura corporativas son elementos interdependientes, no pueden (ni deben) vivir el uno sin el otro. Cuando estos dos elementos se alinean y se apoyan mutuamente, pueden crear una fuerza que impulsa el éxito y el crecimiento de la organización. Pero cuando están desconectados o existen incoherencias entre ambos, las consecuencias pueden ser muy negativas para el negocio. Alinear la marca y la cultura crea una firme ventaja competitiva en todos los aspectos, desde la captación y la retención de talento hasta la productividad y los beneficios.

El 2024 viene cargado de nuevos y viejos desafíos que requerirán toda nuestra atención y representarán una oportunidad clara para introducir la marca en el proceso de toma de decisiones. Y es que, en un entorno cambiante, la marca tiene atributos muy sólidos: proporciona un marco de referencia para seguir creciendo, ayuda a conservar una mirada largoplacista, aporta coherencia, alinea estrategias y crea sinergias, y facilita el proceso de decisión. Pero lo más importante, la marca es un garante que protege la propuesta de valor.