Con Carácter Imperativo

Por: Marina De Souza, Coaching (Neurocoaching)

Con carácter imperativo emerge en nuestros “días de tecnología” la necesidad de que, líderes y liderados accedan a espacios dónde puedan encontrar herramientas que les permitan afrontar juntos y exitosamente los desafíos del mundo actual, en un justo paralelo, puesto que de ambos depende el éxito y el crecimiento sostenido de sus organizaciones.

Amerita el caso que el  emprendedor de hoy, así como es consciente de que para obtener óptimos resultados debe tener lo último en tecnología -tanto en las computadoras como en las maquinas que necesita según su rubro- también ha de tener  muy presente que sus colaboradores deben recibir el mantenimiento que va más allá de la remuneración pactada;  y también más allá  de la ya conocida y gastada motivación que hasta hace algunos años era el tema de libros de auto ayuda y llegaban a las empresas vía talleres motivacionales, presentándose como la mejor opción a la hora de cumplir con el presupuesto destinado para capacitación.

Ciertamente, más de uno de los lectores han asistido a charlas, conferencias o talleres de los cuales han salido renovados, viendo nuevos horizontes y más que motivados; inspirados. El pasar de los días y la vorágine de la rutina se ha encargado de dejar el material de apoyo en el cajón del escritorio. Nunca supieron cómo poner en práctica en su chamba lo aprendido y más rápido que la llegada de una pizza, se encontró diciéndose a sí mismo: …Lunes otra vez… Otros quizá guardaron discretamente bajo la alfombra alguna que otro residuo de culpabilidad, puesto que, “algo” resuena de lo que escucharon sin palabras…: El hombre por el pan mata y por la medalla muere.

Así, posiblemente algunos concluyeron que; solo por el pan estaban allí trabajando y otros que no tenían resultados excelentes; porque no habían entregado la medalla del reconocimiento a su gente. ¡Cualquier parecido con su realidad no es mera coincidencia!

Y es que aun cuando los avances tecnológicos marcan la pauta de nuestros días, el ambiente corporativo conserva situaciones tan familiares como las que existían desde antes de la rapidez e “inteligencia” de los aparatitos táctiles. Seguimos siendo seres humanos y chismoseamos cuando no tenemos capacidad para preguntar las cosas de frente. La trasparencia brilla por su ausencia y recurrimos al rumor como terapia, sin considerar que éste es un cáncer en el ambiente laboral.

Aquí es donde encontramos seres humanos que, distraídos por las lucecitas del consumo desenfrenado cuyo objetivo único es tener para ser, olvidan que pueden dar más, que pueden lucirse en su área, pero terminan conformándose con hacer lo básico y asumiendo en pensamiento y acción el “así no más”. Aprendemos a liberarnos de culpas si es que esta llega a tocarnos la consciencia en algún momento. Momento este que le es “robado” por un reloj al alcance de la mirada con tan solo bajar la vista a la esquina inferior izquierda de su ordenador, o cualquier aparatito que indica la hora, trayéndole un motivo más para sostener la conducta del “así no más” porque, además, ya se acerca la hora de la salida.

Seres humanos que al caer en una rutina sostenida, indefectiblemente pierden orientación y propósito, pasan a trabajar en piloto automático y pronto el empresario tiene que asumir el papel de bombero apagando los incendios que consecuentemente surgirán, mientras que, los viernes por las tardes todos parecen haber reencontrado el sentido de vida y los lunes por las mañana el aparatito que les lee la huella digital casi casi que registra también su estado: “En modo desengaño” al regresar “otra vez a lo mismo”.

Nuestra realidad cuyo panorama va desde la inseguridad en las calles, la pérdida de tiempo en las vías y medios del inhumano trasporte público, los impactos del contexto social con valores trastocados azotando nuestras familias; estos son desafíos a los que todos estamos expuestos como el pan de cada día y que requiere nuevas herramientas, las mismas que debemos no solo conocer, sino que, tenerlas a la mano cual botiquín de emergencia emocional. Si. Lo emocional, eso que no hay en los aparatitos programables para todo.

El auto conocimiento se torna indispensable para tener las respuestas más asertivas a las demandas externas de nuestro mundo actual y velozmente cambiante. Desde la perspectiva de las neurociencias está al alcance de todos los mortales, sacar el jugo a esta máquina extraordinaria del ser humano llamada CEREBRO. Estimulando el mismo con técnicas sencillas que no requiere mayores gastos, u esfuerzos, pero si requiere el más poderoso de los combustibles: Voluntad, una dosis extra de determinación y el deseo de ser perfectible desde nuestra imperfección.

Los invito a que traigan en mente, como si fuera el papel y lápiz, tan solo la figura de una escalera de tres pasos, la que por su forma se prestará para tener las 3 H´s imprescindibles a la hora de aprender a aprender y a desaprender y estas son:

1: H del Hambre

2: H de la Humildad

3: H de la Honestidad.