¿Cuáles son los desafíos de un Jefe-Líder?

La labor del jefe-líder es desafiante.  Este tiene una enorme responsabilidad de lograr el crecimiento de las empresas a través de la estimulación del talento de los trabajadores.

Un jefe no solo es el típico regente en la cadena de mando. Desde el punto de vista organizacional, es aquel que sustenta un cargo y responde por los resultados de su gestión, además, se destaca por su función como líder de un grupo de personas. Más allá de un poder otorgado en la empresa, sea el dueño o nombrado a este cargo, la autoridad la recibe de las personas quienes él lidera.

Manuel Celi, Chair de Vistage Perú, nos indica que, con su amplia experiencia en dirección de empresas, coaching y liderazgo como base, los trabajadores reconocen a un buen jefe por dos atributos esenciales:

Autenticidad: Un líder marca imborrablemente la cultura organizacional y más cuando encarna con convicción, la misión, visión y los objetivos de la empresa.

Un jefe con esta característica alienta las conversaciones francas y abiertas aún si se trata de temas difíciles, generando como derivado, otro valor de clima laboral como la confianza y la sinceridad entre todos.

Determinación: Este atributo marcará el ritmo de trabajo hacia metas de crecimiento. Nadie se siente contento teniendo un jefe pusilánime y poco retador. En cambio, todos quieren un dirigente tenaz y con coraje que promueva una mentalidad productiva en los colaboradores y, en consecuencia, se refleje en los resultados.

Hace más de cien años, Theodore Roosevelt, ex presidente de EE.UU., mencionó que el mejor directivo es aquel que actúa con sensatez a la hora de elegir buenos hombres que se ocupen de sus tareas, y con suficiente autocontrol para no entrometerse mientras lo ejercen. Por esta razón, hay que reclutar personas idóneas para poder delegar.

¿Cómo gestiona un buen jefe sin inmiscuirse? No interferir quitando libertad de acción y decisión al delegado, sino, por medio de reuniones de revisión de indicadores, momento ideal para dar retroalimentación y consejos para mejorar el desempeño. Es importante recalcar que un buen líder debe conocer las expectativas que tienen sus delegados, tanto con la organización, sus stakeholders y con el mismo jefe.

“Este tipo de intercambio, llamado -alineamiento de expectativas-, requiere de mucha humildad del superior; sin embargo, es la mejor inversión de tiempo porque construye relaciones sólidas de trabajo a largo plazo”, mencionó Manuel Celi, que, a la vez, recuerda a uno de los jefes que tuvo en los inicios de su carrera, lo ayudó a pensar en grande y destaca la mentalidad de crecimiento que impulsaba en la organización con bastante libertad de acción, dándole la oportunidad de mostrar su talento.

Frederick Herzberg, renombrado psicólogo que se convirtió en uno de los hombres más influyentes en la gestión administrativa de empresas, propone en su “Teoría de los dos factores” como requisitos fundamentales que el buen jefe debe tomar en cuenta:

En primer lugar, los “factores de higiene” se cumplen cuando un jefe proporciona un cómodo lugar de trabajo, condiciones seguras, buena remuneración, estatus, entre otras condiciones y, en segundo lugar, los “factores de motivación” hace que las tareas en el trabajo sean desafiantes con mucha capacidad de aprendizaje y que se promueva la cultura del reconocimiento y celebración de logros.

¿Qué clase de jefe es uno? Hacerse la pregunta de cómo se está viviendo los cambios tecnológicos, sociales y empresariales ¿Los cambios y mejoras personales están a la altura de los desafíos de los jefe-líder o se continuará ejerciendo, este año, como un jefe tradicional?