En un mercado donde se proyecta que la industria de pagos en América Latina crezca a una tasa anual del 7% hasta 2028, alcanzando los 297.000 millones de dólares, tres emprendedores argentinos dejaron atrás sus carreras corporativas para fundar Depay, una startup que hoy conecta pagos en toda la región y proyecta superar los U$D 50 millones en transacciones en 2025.
Cada historia emprendedora comienza con una necesidad sin resolver. En el caso de Depay, la chispa surgió cuando Joaquín Fagalde (CEO), Marcelo Sánchez (CTO) y Federico Testoni (COO) notaron que, pese a la creciente digitalización de los pagos, las billeteras virtuales en América Latina no podían usarse fuera de sus países de origen.
Fagalde venía de liderar un innovador proyecto de pagos con criptomonedas en ABInBev, donde descubrió una limitación estructural: no existía una infraestructura que permitiera realizar pagos digitales transfronterizos de manera simple y accesible. “Nos dimos cuenta de que el problema no era sólo tecnológico, sino que había barreras regulatorias y comerciales que impedían que las billeteras operaran libremente entre países”, recuerda.
Con esta visión en mente, junto a Sánchez y Testoni, decidió dejar la estabilidad corporativa para construir una fintech desde cero. Así nació Depay en 2023, con el objetivo de conectar los sistemas de pago de distintos países y eliminar las fricciones en las transacciones digitales.
De la idea a la ejecución: crear un ecosistema de pagos sin fronteras
El modelo de Depay se basa en una API única que permite a las billeteras digitales operar en cualquier comercio que acepte pagos con QR en Argentina, Brasil, Colombia y Perú (En breve se sumará en el roadmap Paraguay y Bolivia). Esta solución transforma la experiencia de los usuarios, que pueden pagar con su billetera habitual sin necesidad de cambiar efectivo ni preocuparse por costos ocultos.
A diferencia de otras fintech, Depay no depende de los rieles tradicionales de Visa o Mastercard, lo que le permite ofrecer una alternativa más eficiente y económica. “Queríamos construir un sistema en el que las personas pudieran pagar sin restricciones, como si estuvieran en su propio país. Eso implicó crear una infraestructura de pagos completamente nueva”, explica Sánchez.
El camino no fue fácil. Convencer a actores clave del ecosistema financiero, navegar por las regulaciones de cada país y lograr la priorización en el roadmap de las billeteras digitales diría fueron algunos de los desafíos iniciales. Sin embargo, el crecimiento de la compañía superó las expectativas: en solo un año, la startup se expandió rápidamente y ya está en proceso de integrar billeteras de Estados Unidos y Europa.
Desde sus inicios, la fintech ha puesto un fuerte foco en la seguridad. Su infraestructura antifraude permite detectar riesgos en tiempo real, una funcionalidad clave en un mercado donde el fraude digital es una de las principales preocupaciones. “No se trata solo de hacer pagos más fáciles, sino también más seguros. Implementamos tecnología avanzada para garantizar que cada transacción sea confiable”, afirma Testoni.
Además, la fintech está liderando la integración de pagos A2A (Account-to-Account), un sistema que permite transacciones directas entre cuentas bancarias sin intermediarios, reduciendo costos y tiempos de acreditación. “Este modelo tiene el potencial de cambiar las reglas del juego en América Latina. Al eliminar comisiones innecesarias, se genera un impacto real en la rentabilidad de los comercios y la accesibilidad de los usuarios”, sostiene el COO.
Financiamiento y crecimiento acelerado
Apostar por un proyecto de esta magnitud requería inversión y aliados estratégicos. Depay logró obtener financiamiento de fondos internacionales como Techstars, Krealo VC, Seedstars, Stellar y DCG (Digital Currency Group). Esto le permitió desarrollar su tecnología y escalar su modelo a nivel regional.
El impacto de la fintech en el ecosistema financiero ha sido notable. Actualmente, procesa millones de transacciones en cuatro países y su plan de expansión para 2025 incluye la llegada a tres nuevos mercados. Además, se proyecta que su volumen de pagos supere los USD 50 millones, consolidándose como la infraestructura de pagos QR más importante de la región.
Como toda historia de éxito, la de esta startup argentina está marcada por aprendizajes clave. Fagalde, Sánchez y Testoni coinciden en que hay tres pilares fundamentales para emprender en fintech:
- Resolver un problema real: Depay nació porque identificó una brecha en el mercado y diseñó una solución escalable y eficiente.
- Ejecución rápida: En menos de dos años, la fintech logró lo que muchas empresas tardan una década en construir.
- Formar un equipo sólido: La combinación de experiencia en pagos, tecnología y estrategia comercial fue clave para el éxito de la startup.
Para aquellos que están pensando en lanzar su propia empresa, Fagalde deja un consejo claro: “Emprender es un salto al vacío, pero si detectás una oportunidad real y trabajás con convicción, las posibilidades de éxito son concretas”.
El futuro de Depay: más allá de Latinoamérica
Con una visión clara y un modelo probado, la compañía se perfila como una de las fintech más innovadoras de la región. La integración con billeteras globales y la expansión a nuevos mercados son solo el comienzo de un crecimiento que apunta a redefinir los pagos digitales a nivel internacional.
“Estamos construyendo la infraestructura de pagos que Latinoamérica necesita. No queremos que las personas tengan que pensar en cómo van a pagar cuando viajan. Simplemente, deberían poder hacerlo con su billetera digital, sin importar dónde estén”, concluye Fagalde.
El caso de Depay es un recordatorio de que las grandes innovaciones surgen cuando se desafían los modelos tradicionales. Lo que comenzó como una idea en un equipo de tres emprendedores hoy es una fintech con impacto regional y con el potencial de transformar el futuro de los pagos digitales en todo el mundo.