En 2024, la IA está amplificando silenciosamente la desinformación, afectando tanto a campañas políticas como a empresas, que deben adoptar medidas proactivas para proteger su reputación. De acuerdo con el Pew Research Center, el 57% de los adultos estadounidenses están muy preocupados por el uso de la IA para difundir información falsa durante las elecciones en su país.
En un 2024 marcado por la política global, se esperaba que la inteligencia artificial (IA) revolucionara los procesos electorales, especialmente en Estados Unidos, con la creación de deepfakes y noticias falsas. Sin embargo, la realidad ha sido otra: la IA está amplificando la desinformación ya existente y profundizando la polarización, afectando no solo a los políticos, sino también al sector privado, especialmente a empresas con alta visibilidad pública.
Las compañías en situaciones de alta exposición —como lanzamientos de productos, rebranding o fusiones— son blanco de ataques de desinformación. Las redes sociales, con su impulso a la información rápida y sensacionalista, facilitan la propagación de noticias falsas. Esto representa un riesgo tanto para empresas como para políticos, quienes deben aprender de lo que ocurre en el entorno político para proteger su reputación.
«Nos preocupaba que la IA inundara las elecciones con noticias falsas y videos deepfake, creando realidades paralelas; pero lo que hemos visto es una amenaza menos obvia: la IA amplifica y distribuye contenido engañoso de manera casi imperceptible para el público», señala Adolfo Corujo, socio y director general corporativo de talento e innovación de LLYC, en el podcast «Esto es lo que AI». «Esta amenaza sutil está cambiando la forma en que las campañas manejan la comunicación y obliga a las marcas y candidatos a estar más vigilantes que nunca».
Estudios recientes, como los del Pew Research Center y la Universidad del Sur de California (USC), muestran que un pequeño porcentaje de usuarios es responsable de una parte significativa de la difusión de desinformación en redes. Esto es alarmante, ya que un grupo reducido puede influir de manera desproporcionada en la percepción pública, afectando gravemente la reputación de las empresas.
Ante este panorama, LLYC, firma global de Marketing y Corporate Affairs, sugiere que las empresas adopten estrategias proactivas para proteger su identidad y reputación:
- Monitorear y aprovechar las redes sociales: Es fundamental vigilar los canales sociales en tiempo real para anticipar y detectar posibles campañas de desinformación en sus primeras etapas.
- Blindar la identidad de la marca: Crear una estrategia sólida que fortalezca la credibilidad de la empresa ante posibles ataques de desinformación, anticipando riesgos antes de que se materialicen.
- Desarrollar un plan de recuperación: Integrar un plan de respuesta a la desinformación dentro del programa de gestión de crisis de la empresa, para actuar rápida y efectivamente ante cualquier amenaza que afecte la reputación de la marca.
La amenaza de la desinformación impulsada por IA es real y no debe subestimarse. La clave está en prevenir y mitigar sus efectos antes de que causen daños irreparables. El entorno digital ha cambiado las reglas del juego, y las empresas deben adaptarse para proteger su reputación en esta nueva realidad.