- A través de técnicas de big data e IA, el equipo de Deep Learning de LLYC ha analizado más de 1,4 millones de menciones en el ámbito digital para conocer la percepción sobre la minería en diez países de Latinoamérica.
- Cambiar la narrativa, humanizar el discurso o salir del cliché de la sostenibilidad son algunas de las claves para que la industria extractiva latinoamericana proyecte su valor.
No es un secreto para nadie que la industria minera se encuentra bajo escrutinio constante. Es objeto de críticas y ataques que parecen profundizar una herida histórica marcada por los errores del pasado, las circunstancias y la desinformación. Esta actividad, que en el pasado era interpretada como sinónimo de riqueza, prosperidad y desarrollo, fue convirtiéndose en las conversaciones de la sociedad, a medida que sus impactos se hicieron más evidentes, en antagonista. Eso coincidió con el auge de las nuevas formas de comunicación, las cuales dieron voz a un activismo opositor que se ha encargado de transmitir un lado de la historia fundamentalmente negativo.
Sin embargo, la industria aprendió, reparó y corrigió. Y hoy se enfoca en desarrollar sus proyectos desde una perspectiva técnicamente correcta, contando, mediante una comunicación con un perfil tradicionalmente bajo, los resultados tangibles del desarrollo que impulsan. Esto se expresa mediante cifras de inversión en los países a través de regalías y evidenciando que sus prácticas son sostenibles. A pesar de todo, son mensajes que parecen no estar conectando de manera efectiva con la opinión pública.
La consultora LLYC, a raíz de más de dos décadas de trabajo en equipo con el sector minero, considera que es hora de darle un giro a esta historia y balancear las percepciones frente a una industria que no sólo tiene en sus manos una alternativa de desarrollo para millones de personas en la región, sino también una responsabilidad trascendental frente al gran reto global de la transición energética. Por lo que necesita una segunda oportunidad para proyectarse y conectar con la sociedad de manera correcta.
Como se menciona, la sociedad latinoamericana ha pasado de ver la minería como un sinónimo de prosperidad a cuestionar su impacto medioambiental. Pues, el 50% de las menciones en redes sociales hacen referencia a su ilegalidad. A partir de este dato, el informe “Una segunda oportunidad para la minería en LATAM: claves para reivindicar su historia” elaborado por el equipo de Deep Learning de LLYC, analizó más de 1,4 millones de mensajes en el ámbito digital en diez países de la región para conocer la percepción sobre el sector.
Para la realización de este estudio se utilizaron técnicas de Big Data y de IA, llegando a diversas conclusiones sobre el asunto:
- La minería ilegal lidera la conversación social: El 50% de las menciones sobre el sector se refieren a la minería ilegal, lo que refleja su profunda penetración en la conciencia pública y su estrecha relación con la industria en general.
- Dos protagonistas inciden en la negatividad: Tanto los gobiernos como la propia industria minera profundizan imaginarios que no favorecen un posicionamiento positivo del sector.
- El medio ambiente como bandera política: El impacto de la minería se ha convertido en un tema electoral y en un punto central en la gestión gubernamental, tanto a nivel local como nacional.
- El sector se comunica en círculos cerrados: La industria enfrenta el desafío de comunicarse principalmente dentro de su propia esfera, con un impacto mínimo y predominantemente negativo en la conversación pública.
- Circunstancias propias de América Latina profundizan los estigmas: La corrupción, la violencia y el narcotráfico, entre otros problemas regionales, se asocian a la industria minera debido a la ilegalidad de algunas actividades.
- La minería sostenible, un antídoto insuficiente: A pesar de su importancia, la minería sostenible representa sólo el 2% de la conversación total, y su mensaje positivo se limita en gran medida al mismo círculo de influencia.
María Esteve, socia y directora general de Región Andina de LLYC, considera que estos hallazgos muestran la complejidad de los desafíos que enfrenta la industria minera en América Latina en términos de percepción pública. “Es evidente que la industria necesita un enfoque estratégico para abordar estos temas y comunicar de manera efectiva su contribución al desarrollo sostenible y responsable en la región, lo cual es posible a través de varias claves que planteamos en este estudio”, comenta.
En cuanto a lo necesario para revertir esta imagen, el estudio concluye que la industria minera tiene que cambiar su narrativa, destacando la legalidad de sus operaciones y promoviendo la gestión responsable de los recursos naturales. Además, debe evolucionar su comunicación, competir en igualdad de condiciones con otras industrias y destacar su importancia como base para la vida moderna. También se necesita salir del cliché de la sostenibilidad y enfocarse en acciones concretas, así como humanizar su discurso y activarlo de manera efectiva.
La diplomacia corporativa debe buscar espacios de encuentro con detractores, promoviendo la comprensión mutua y destacando la contribución de la industria al frenar la ilegalidad. La comunicación debe ser constante y diversificada a través de diversos canales, adaptándose al lenguaje y necesidades de las comunidades. Finalmente, la industria debe promover la coherencia en la percepción pública y participar en debates más amplios para amplificar su mensaje y ganar el reconocimiento que merece.