El aumento de la morosidad y el rol transformador de las empresas de cobranza

Por Claudio Arriagada, Gerente General de Recsa.

De acuerdo a Scotiabank, el endeudamiento de los peruanos alcanza niveles preocupantes. Actualmente, el porcentaje de créditos de las familias es de 32%, cifra mayor al 24% que alcanzaban durante la pandemia. Este indicador pone en evidencia el riesgo que enfrenta la economía familiar en el país, el impacto directo de una crisis económica persistente, el aumento de la inflación y la inestabilidad laboral.

Detrás de este panorama desalentador, ¿qué rol juegan las empresas de cobranza en este escenario? Tradicionalmente, son vistas como un actor temido, cuya única función es la presión para el cobro. Sin embargo, estas compañías experimentan un proceso de transformación profundo, que las posiciona como un agente de cobro, de apoyo, educación y prevención.

Hoy las  empresas de cobranza enfocan sus esfuerzos en brindar soluciones éticas y transparentes que permiten a las personas mejorar su situación financiera. Esta visión se basa en cuatro pilares fundamentales: la comunicación respetuosa, la flexibilidad en los planes de pago, la educación financiera y la transparencia. En lugar de intimidar o acosar, buscan establecer un diálogo honesto y justo con los deudores, ofreciendo alternativas reales y ajustadas a sus capacidades económicas.

Se trata de anticiparse a la morosidad mediante la educación y la orientación. Esta estrategia enfrenta desafíos como mantener el equilibrio entre los objetivos de cobro y el respeto hacia los deudores, adaptarse constantemente a las regulaciones financieras, gestionar eficientemente grandes volúmenes de datos y adoptar tecnologías que permitan una operación más eficaz.

Los canales tradicionales como las llamadas y SMS coexisten ahora con plataformas digitales más eficientes que facilitan la gestión de pagos de forma más ágil y menos invasiva, construyendo una relación más empática y colaborativa, y favoreciendo a la estabilidad financiera de las personas. Un cambio de paradigma necesario en un país donde el endeudamiento es creciente y donde la falta de pago se ha vuelto una realidad cotidiana.

Cuando las personas son tratadas con respeto, comprendiendo sus dificultades económicas, el proceso de recuperación de deudas deja de ser una fuente de angustia y se convertirse en sanación financiera. En tiempos de crisis, necesitamos más que nunca empresas de cobranza responsables que no solo piensen en la deuda como un número a cobrar, sino en las personas detrás de esos números. Al final del día, el objetivo es el bienestar económico de todos los actores involucrados.